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Viaje de negocios.

Vengo de comprar del supermercado algo para esta noche y voy pensando de camino a casa los planes para el fin de semana que se presentan realmente aburridos pues a nadie le ha apetecido organizar una salida al campo ni salir por ahí a tomar algo y Sam no está disponible pues tiene una reunión de negocios este fin de semana bastante importante para su empresa, así que me parece que me tocará estar en casa y tragarme las películas tan aburridas de los findes. Subo las escaleras y de repente veo ahí parado a Sam. ¿Pero no tendría que estar viajando a Alemania para una negociación?

- Hola cariño. ¿Qué has comprado para cenar? Me dice quitándose la ropa como si nada.

- Hola cielo pues he comprado un par de pizzas para el fin de semana tan aburrido que me espera,  pero Sam ¿no tendrías que estar rumbo a Alemania? Le contesté ruborizada.

- Sí debería tú lo has dicho pero ser el director de la empresa tiene sus ventajas, he dejado que vaya otro en mi lugar pues al fin y al cabo será lo mismo. No quiero separarme ni un solo instante de tu lado Rous.

Me quedo sin saber que contestar, pues no esperaba eso ya sé que desde hace un par de meses que nos casamos no ha dejado de repetirme que soy especial y maravillosa y que no se cansará de mí nunca.  No soy consciente que mientras ha pronunciado esas palabras sus manos estaban apoyadas en mi cadera y su cara a menos de un milímetro de mi rostro. La tensión entre los dos es insoportable, la única solución posible es la que decide empezar Sam. Posa sus carnosos labios y suaves en los míos me dejo llevar y nos fundimos en un beso intenso, profundo y lleno de energía. Posa su cadera junto a la mía y noto una erección sobresaliendo por su pantalón que me gusta. Nos frotamos lentamente mientras el desciende con sus labios por encima de mi camiseta, no sé lo que me pasa pero me abandono en un inmenso placer. No me desviste todavía pues parece que no tiene prisa pero me recorre el cuerpo entero con sus labios mordiéndome y besándome después en las zonas en donde me ha dejado dolor. Notó como debajo de mi ropa, mi cuerpo entero vibra deseando quitármelo todo y tener a Sam dentro de mí, pero no hago ningún movimiento. Entonces Sam me quita la ropa muy lentamente sin dejar de besarme. Cuando por fin estoy completamente desnuda comienza a lamerme los pezones en una suave fricción con su camisa, ello hace que mis pezones se erizan de manera tan apuntada como los picos de unas montañas. El erotismo que desprende es insoportable. Le suplico que me posea de una vez, que no puedo más, se ríe y de repente noto cómo con una fuerza superior entra dentro de mí sin previo aviso con una potente y única embestida llevándome consigo a la alfombra. Nos fundimos como si fuésemos elementos de un rompecabezas.

Sus jadeos son roncos, rápidos  y los míos son sensuales y entrecortados en un breve momento nos dejamos ir juntos.





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