Así que como mis habilidades de comunicación verbal habían dejado claramente de funcionar, hice todo lo que pude para expresar mis sentimientos a través de otros medios. Lo besé como nunca lo hube besado antes. Todo lo demás dejó de existir: la tormenta, el hecho de que eran las cuatro de la mañana, el frío que sentía... Khalid nos giró hasta estar retorciéndome debajo de él, haciendo todo lo que podía por acercarme más y más a él. Al sentir mi desesperación, enganchó mi pierna desnuda a su cadera. La empapada tela de sus vaqueros presionaba justo contra mi sexo y gemí contra su boca. Él siempre sabía lo que necesitaba. Mis manos deambularon por su pecho desnudo, sus hombros musculosos, cada centímetro de piel que tocaba estaba mojado y resbaladizo. Lo rodeé con la otra pierna para mantenerlo presionado contra mí. Khalid me agarró el culo con una mano y movió sus caderas; su beso se volvió pasional y exigente. El dulce y suave taco de sus labios hizo que se me erizase el vello, sentir sus dedos en mi cuerpo quemaba lentamente, le pasé los dedos por entre su pelo húmedo y mis ojos vagaron sobre los rasgos de su cara. Sus ojos color avellana demostraban muchísimo amor y pasión. Era feliz, y yo era la causante de su felicidad, estaba completamente segura de que había nacido para mí.
Le recorrí su mentón con un dedo y noté cómo se tensaba bajo mi caricia hasta que avancé para sentir la suavidad de sus labios. Khalid cerró los ojos y me besó los dedos.
Arqueó el cuello mientras seguía mi camino hacia su barbilla y más abajo todavía, hacia su nuez. Su cuello era ancho y la arteria que residía bajo la piel palpitaba. Estábamos en un bosquecillo cerca de la ciudad, lo llevé hasta un claro que había en el bosque. Me paré y alcé la mirada, que solo consiguió atraer su atención hasta el frondoso follaje que teníamos encima y que formaba una cúpula contra la tormenta.
-¿Y ahora qué hacemos Asenet? -preguntó mientras me acercaba hacia él.
-Ahora, vamos a quitarte esos pantalones mojados antes de que te me pongas malo. - le dije tirando del botón de sus vaqueros.
Khalid suspiró y llevó las manos hacia el botón superior de mi vestido.
-Sí, no podemos permitirlo, ¿verdad? Tú también deberías quitarte este vestido...
Negué con la cabeza y luego me puse de puntillas para mordisquearle la piel que cubría la vena palpitante de su cuello a la vez que ambos nos despojábamos de las prendas que nos quedaban. Khalid me levantó en volandas para que pudiera rodearle la cintura con las piernas y nuestros labios volvieron a encontrarse otra vez. Lentamente volvió a bajarnos hasta el suelo hasta estar él apoyado contra el tronco de un árbol y yo sentada sobre su regazo. Mientras mi lengua buscaba la suya, mi mano viajó en dirección sur por su pecho y bajando hasta encontrar su miembro acuñado entre nuestros cuerpos. Khalid siseó y echó la cabeza hacia atrás cuando por fin lo toqué, movimiento que me dio un amplio acceso a su cuello y a sus hombros. No desperdicié ni un solo segundo de tiempo y bañé su deliciosa piel con mi lengua, mis labios, mis dientes. Su miembro tenía la tesitura del titanio en la palma de mi mano, y yo la presioné contra mí para cubrirla con mi humedad.
A continuación sus manos me agarraron del culo y me levantaron para poder guiarlo hacia mi hendidura. Khalid me llenó por completo, tal y como siempre había hecho, tal y como siempre haría. Ambos gemimos y nuestros movimientos pasaron de ser lentos a convertirse en un torbellino de deseo y lujuria acompañados de besos y caricias apasionadas. Hicimos el amor despacio y con ternura susurrándonos una promesa que nunca pensé que oiría. No nos costó mucho a ninguno de los dos llegar a nuestro clímax. La sensación de unir nuestros cuerpos como si fueran piezas de un puzle perfectamente alineadas la una con la otra, éramos el uno para el otro.
Le recorrí su mentón con un dedo y noté cómo se tensaba bajo mi caricia hasta que avancé para sentir la suavidad de sus labios. Khalid cerró los ojos y me besó los dedos.
Arqueó el cuello mientras seguía mi camino hacia su barbilla y más abajo todavía, hacia su nuez. Su cuello era ancho y la arteria que residía bajo la piel palpitaba. Estábamos en un bosquecillo cerca de la ciudad, lo llevé hasta un claro que había en el bosque. Me paré y alcé la mirada, que solo consiguió atraer su atención hasta el frondoso follaje que teníamos encima y que formaba una cúpula contra la tormenta.
-¿Y ahora qué hacemos Asenet? -preguntó mientras me acercaba hacia él.
-Ahora, vamos a quitarte esos pantalones mojados antes de que te me pongas malo. - le dije tirando del botón de sus vaqueros.
Khalid suspiró y llevó las manos hacia el botón superior de mi vestido.
-Sí, no podemos permitirlo, ¿verdad? Tú también deberías quitarte este vestido...
Negué con la cabeza y luego me puse de puntillas para mordisquearle la piel que cubría la vena palpitante de su cuello a la vez que ambos nos despojábamos de las prendas que nos quedaban. Khalid me levantó en volandas para que pudiera rodearle la cintura con las piernas y nuestros labios volvieron a encontrarse otra vez. Lentamente volvió a bajarnos hasta el suelo hasta estar él apoyado contra el tronco de un árbol y yo sentada sobre su regazo. Mientras mi lengua buscaba la suya, mi mano viajó en dirección sur por su pecho y bajando hasta encontrar su miembro acuñado entre nuestros cuerpos. Khalid siseó y echó la cabeza hacia atrás cuando por fin lo toqué, movimiento que me dio un amplio acceso a su cuello y a sus hombros. No desperdicié ni un solo segundo de tiempo y bañé su deliciosa piel con mi lengua, mis labios, mis dientes. Su miembro tenía la tesitura del titanio en la palma de mi mano, y yo la presioné contra mí para cubrirla con mi humedad.
A continuación sus manos me agarraron del culo y me levantaron para poder guiarlo hacia mi hendidura. Khalid me llenó por completo, tal y como siempre había hecho, tal y como siempre haría. Ambos gemimos y nuestros movimientos pasaron de ser lentos a convertirse en un torbellino de deseo y lujuria acompañados de besos y caricias apasionadas. Hicimos el amor despacio y con ternura susurrándonos una promesa que nunca pensé que oiría. No nos costó mucho a ninguno de los dos llegar a nuestro clímax. La sensación de unir nuestros cuerpos como si fueran piezas de un puzle perfectamente alineadas la una con la otra, éramos el uno para el otro.
¿puzle? Pensé que ustedes los españoles evitaban los extranjerismos a todo lugar. ¿No sería mejor "rompecabeza"? ...A todas estas, ¿De qué parte de España escribes?
ResponderEliminarBueno, no todos los españoles Andrés. A veces es bueno utilizar diferentes palabras según el contexto, pero agradezco esa anotación.
ResponderEliminarLos nombres que usas para tus personajes tienen por lo que veo un toque exótico, son nombres que te llaman la atención nada más leerlos y eso me gusta. Otra cosa que me ha gustado es esa serenidad que sienten ambos, esa certeza de que van a estar siempre juntos, ese tono pícaro cuando ambos se despojan de sus ropas.
ResponderEliminarSinceramente, si te decides a escribir un libro (espero que lo hagas) le podrías pegar la patada a unos cuantos de este género.
Sí, has dado en el clavo y gracias por haberte fijado en el detalle de los nombres. Soy una "fanática" de todo lo relacionado con la historia, cultura, tradición, leyendas y mitología nórdica, egipcia, japonesa, árabe, romana y griega" entre otras, me encantan muchos de los nombres que utilizan en sus culturas y decido ponerlos con un trasfondo.
EliminarSí te fijas bien y buscas los significados de muchos de ellos entenderás las historias y las verás de otro modo.
Pues...He de decirte que hace tiempo escribí uno, lo tengo incluso registrado pero no logro conseguir una editorial que merezca la pena y quiera llevar a cabo el proyecto sin que te pidan un pastizal de por medio...
Una lástima para todos los que escribimos.
Y muchísimas gracias, de corazón. Al decirme eso.
¿También te gusta la mitología? ¡Que feliz coincidencia, a mi me encantan todas esas mitologías que has mencionado más la hindú y la sumeria!
EliminarEs una lástima lo del libro, tenemos que hablar de eso :3