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Un baño peculiar.

Estaba cansada, había tenido un día horrible en el trabajo abrí el grifo y me di un baño de espuma con una copa de vino, un poco de música y esperar para poder disfrutar de la promesa que me hizo horas antes de volverme loca de placer. Mientras pensaba en todo ello y las mil maneras que podría hacerme para perderme en él, antes de llegar a la bañera e introducirme en ella sentí que unas fuertes manos me rodearon la cintura y me apretaron contra un cuerpo realmente cálido y fuerte. Del susto me puse tensa pero al sentir el olor de su perfume me relajé contra su pecho.

- ¿Me has echado de menos amor? Susurra él en mi oído dando pequeños mordisquitos haciendo que me recorra una oleada de escalofríos.

- No te imaginas cuanto...Le dije riendo.

- Seguro que no más que yo nena, por cierto ¿confías en mí? Me preguntó en un tono demasiado meloso para lo que es él.

- Sí señor, por supuesto que confío en tí. ¿Por qué me lo preguntas?

- Por que hoy quiero que te dejes llevar y hacer todo lo que yo te pida y disfrutes de la experiencia. ¿Lo harás? Me hablaba al oído dulcemente al tiempo que me mordía el cuello.

No pude evitar cerrar los ojos y dejarme hacer, no puedo esperar a averiguar lo que tiene planeado para esta noche.


- Lo haré cariño, todo lo que me pidas...Le digo guiñándole un ojo y dándome la vuelta lentamente.

- Sabes que me vuelve loco que te entregues a mi con esa pasión ... me la pones dura con solo decirme que sí a lo que te pido.

- Eso es porque tu me calientas, me haces hervir por dentro y por fuera...te deseo, y no puedes llegar a imaginar cuanto.

Como si fuese una invitación empieza a besarme el cuello mientras me obliga a caminar hacia la pared que está enfrente de la bañera. Cuando llegamos me aprisiona con su cuerpo, me coge las manos y me las sube apoyándolas con las palmas abiertas sobre la pared y apretando quizás demasiado fuerte, pero eso es algo que no me importa. Sin separarse de mi desciende las manos por mis brazos en una caricia, hasta que llega a mis hombros que masajea lentamente al mismo tiempo que me besa el lóbulo de la oreja, el cual tortura a lametones y mordiscos. Empujo el culo contra su ya palpitante y dura erección y no pude evitar gemir de la sorpresa, estaba realmente duro y noté como se humedecía mi entrepierna. Entonces baja desde mi cuello acariciando mi espalda con ambas manos las cuales posa en mi cintura y siento como sus manos me aprietan bastante fuerte y cada vez más fuerte como diciendo que soy única y exclusivamente suya. Me acerca a su erección haciendo que me restriegue contra esa dureza.

- No te muevas cariño, si no esto va a terminar muy pronto y no queremos que eso suceda.


Dirijo mis manos hacia sus pechos, los acaricio por encima y los aprieto notando como se van endureciendo con mi toque. Muy despacio le bajo los brazos y empiezo a darle la vuelta sin dejar de acariciarla en ningún momento, cuando está frente a mi hundo la cara en su cabello para aspirar ese olor que tanto me gusta, a fresas. Le recorro el cuello con la lengua haciéndola jadear de placer pues se que le gusta mucho y es uno de sus puntos débiles, entonces me detengo y observo su cara ruborizada de placer, sus ojos ardientes y llenos de deseo mientras me mira fijamente esperando que le voy a hacer a continuación. Mientras me la como con la mirada me voy desvistiendo y cuando estoy completamente desnudo me dirijo hacia ella, sin tocarla ni rozarla si quiera pongo ambas manos contra la pared justo por encima de su cabeza encerrándola así entre mis brazos.

- Estoy loco por follarte nena, pero a pesar de que quiero hacerlo también deseo que supliques, y volverte totalmente loca hasta que no puedas más.

La cojo de la mano y nos dirigimos a la cama, la ayudo a tumbarse boca arriba y me inclino sobre ella una vez que la tengo completamente desnuda y a mi merced busco en uno de los cajones algo para taparle los ojos. Me coloco encima de ella y se lo pongo atándola un poco fuerte pero no quiero que vea nada de nada. Le separo las piernas ciego de lujuria y sin esperar un minuto más la embisto fuerte, penetrando hasta el fondo de su coño. Eso hace que ella sienta como su cuerpo se contrae y se aprieta entorno a mi polla, jadeando y casi sin respiración me abraza fuerte y se pega a mí, ambos ya sin control empezamos a movernos frenéticamente. He perdido el poco control que me quedaba y la follo con una pasión y una fuerza que nos quema por dentro como si estuviéramos en una hoguera y estuviésemos a punto de convertirnos en ceniza.


Después de un orgasmo sublime ella primero e inmediatamente la seguí y, ambos nos quedamos abrazados sin fuerzas para movernos entonces oí lo que quería escuchar desde un principio y hasta ahora no se ha atrevido a decirme.

<<Te quiero>>.







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