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Mostrando entradas de agosto, 2015

Holidays.

Sé que soy una chica madura, avispada, mordaz y más experta de lo que mi  aspecto sugiere pues aunque tenga veintiséis años parezco una cría de dieciséis. Con frecuencia mi sonrisa inocente me ha permitido manipular a unos cuantos hombres a lo largo de mi vida, en ocasiones mucho mayores que yo. Rara vez bajo la guardia, revelando cuáles son mis verdaderos sentimientos y suelo mantener constantemente oculto mi lado más tierno y necesitado de afecto. Sin embargo, últimamente, tras una relación desastrosa, había reflexionado mucho sobre mi estilo de vida y mi conducta. No sé por qué narices tuve que empezar una relación con uno de los jefazos, y no uno cualquiera, era el hijo del señor Fernández, una de las mayores empresas de la ciudad y una de la competencia más dura. El chico, Ismael, era el típico “tío bueno” era alto, aunque no mucho quizá 1,77 cm, de complexión atlética puesto que aparte de sus cinco horas de gimnasio diarias también estaba apuntado a natación, por ello sus fuer

Revenge 3.

Era el último día en el hotel, el último día antes de regresas a la oficina, el último día para pedirle perdón a Nash y contarle toda la verdad. Esperaré hasta después de la cena y le diré de dar un paseo por la playa, allí me dejó a medias la última vez y allí le contaría todo. Estaba realmente nerviosa, ni si quiera podía recordar cuando fue la última vez que me sentí de este modo. Íbamos por la playa, cerca de la orilla donde estuvimos hace un par de noches. Nos sentamos en la orilla ambos mirando el horizonte, yo cada vez más nerviosa porque no sabía cómo sacar el tema, hasta que fue él quien preguntó. -Lin, ésta noche estás un poco más rara de lo normal, ¿quieres hablar de algo? -Me preguntó acariciándome la mejilla. -La verdad es que sí, Nash, tú me preguntaste que por qué te odio tanto. Verás, te he odiado desde que tenía diecisiete años. -Le respondí sin mirarlo todavía. -¿Me odias desde hace más de doce años? Lin, no te había visto nunca hasta el mismo día de la ent

Revenge 2.

Maldita mujer, ¿cómo es capaz de dejarme así? ¿En este estado? ¿Venganza? No entiendo nada, ni si quiera la conocía hasta el mismo día que la entrevisté para el puesto de secretaria, ésta mujer ni si quiera me había demostrado anteriormente algún signo de deseo. Aunque pensándolo bien, sí, ha habido alguno. Aquel primer momento, el mismo día que la contraté, lo recuerdo como si hubiese sido ayer mismo. Se tiró toda la dichosa entrevista lanzándome miraditas y coqueteando. Más tarde, cada vez que me disponía a salir con alguna socia del trabajo u otra mujer, no entiendo como se las apañaba, pero siempre estaba a donde iba. Podría llamarlo acoso, pero no, era algo más, como si fuese una obsesión. Y ahora he caído en su juego. Bien, si Lin cree que puede jugar con fuego sin quemarse, va a salir ardiendo. Los siguientes días en el hotel, los pasamos sin mirarnos apenas, había notado como volvía a ser la eficiente y dulce secretaria a la vista de todo el mundo. Mantuvimos a nuestros futuro

Revenge.

-¿Quieres a un hombre? Porque llevas toda la semana intentando meterte en mis sábanas Lin, toda la maldita semana metiéndote en mis asuntos con otras mujeres, y gracias a ti de nuevo he perdido mi cita, o no, estás en mi habitación Lin.. -Inquirió él abriéndole las piernas en un movimiento brusco y ella sólo jadeó y arqueó la espalda, sintiendo que los pechos le explotarían dentro del brassier, abriendo la boca para poder respirar y los ojos para poder creer que quien estaba a punto de enloquecerla era Nash Green. Sintió las manos de él hurgando bajo su vestido y ella maniobró con su cuerpo para hacerle más fácil la tarea de que se deshiciese de la ropa interior al tiempo que con sus manos temblorosas por la excitación bajaba los pantalones, mostrándole que sin duda alguna era un hombre, él se acercó a ella quien inmediatamente buscó la boca Nash. Nash llevó una mano a la cadera de la rubia para acercarla al tiempo que él se adentraba en ella de un fuerte envite y con la otra man