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Mostrando entradas de octubre, 2015

10.000 Visitas/Visits.

Esta entrada es bastante especial para mí. Sé que no es miércoles para subirla pero la he hecho por haber llegado a las 10.000 visitas, para muchos quizá no signifique nada pero para mí es un logro independientemente de los 14 suscriptores en el blog y 30 seguidores en Twitter (aunque ésta cuenta lleve poco tiempo abierta y no puedan parecer mucho para mí son importantes todos y  cada uno de ellos, pues hasta no hace mucho nunca se me había ocurrido abrirla si no fuese por una persona especial en mi vida) que tengo a los que les agradezco sinceramente el seguirme y leerme, sobre todo a esas personas que les dan +1 a mis entradas, aunque no se dejen ver y me envían emails, ellos me alegran los días. Cuando empecé con el blog hace un año más o menos ni de lejos pensaba que habría gente interesada en mis escritos, en mis historias, en mis personajes… Pero poco a poco fui teniendo el valor de ir subiéndolas. Veía como otras personas hacían lo mismo que yo y se sentían orgullosas de

Le passé.

Hacía tiempo que no se veían, hacía tiempo que no hablaban, hacia demasiado tiempo que no se encontraban. Y ahora, después de varios años, tenía que encontrarse con Hugo precisamente en aquel lugar. No era que no quisiera verle, claro que sí. Pero sabía que Hugo había vuelto a tener pareja y ella no pintaba nada entre ellos dos, pues Naia siempre había pensado que no saldría nada bueno de un triángulo amoroso, pues alguien solía salir escalfado. Lo raro era que no veía a su pareja por ningún sitio, así que decidió pasar de largo con la mala suerte de que él la llamó por su nombre. A Naia se le erizó el vello tan solo de escuchar su nombre. -¿Naia? ¿Eres tú? -pronunció estas palabras como si acabase de ver un fantasma. -Hugo… sí soy yo. Cuánto tiempo sin saber de ti, ¿qué tal te va todo? -dijo Naia con voz temblorosa. -Pues bueno, he tenido épocas mejores, he venido aquí para relajarme un poco de la ciudad. ¿Te apetece que cenemos juntos? Así podremos ponernos al día. -dijo Hugo mirá

The Date 3.

Ella ni siquiera podía vocalizar las palabras para darle la razón. Ophis entonces, rozó sus labios tiernamente, acariciándolos y tomó su boca, separando sus labios e introduciendo su lengua. Ella pudo saborear su propio sabor.  Él introdujo sus manos bajo sus caderas y la arrastró bajo él, dejándola apoyada en el límite del sofá. Era de la altura perfecta, y él se arrodilló en el suelo delante de ella.  La cabeza de su miembro empujó la entrada de su sexo. Maat empujó sus caderas hacia delante, deseándolo dentro de ella. La penetró con un lento golpe, empujando la cabeza dentro de la entrada. Ella jadeó cuando su amplitud estiró sus músculos internos.  -Dios, eres estrecha, amor...¿hace cuánto que no...? -Murmuró Ophis contra sus labios  Su voz ronca parecía seda en su piel, haciéndola estremecerse.  -Pues.. un tiempo. ¿Por qué?... ¿Es malo? -dijo Maat  un poco avergonzada. -Oh, no. No es malo. Eres dulce. Caliente y dulce. Eres pefecta, estrecha y excitada. Jodidamente

The Date 2.

Finalmente consiguió desabrochar a tientas la camisa de Ophis y casi exclamó en voz alta cuando pasó sus manos por los duros y calientes músculos de su pecho, vaya, no lo recordaba así. Los dedos de él tentaron el cierre frontal de su sujetador.  -No deberíamos estar haciendo esto- susurró Maat.  -Lo sé, es una locura. Hay muchas cosas a tener en cuenta en todo esto, sé que quizá esté mal, como antes, pero no puedo parar ya no. -Respondió sin respiración mientras la acostaba en el sofá.  Él finalmente desabrocho su sujetador y se metió un pezón en la boca. Maat se arqueó al sentir sus labios rodeando esa parte tan sensitiva de su cuerpo. Lo lamió con la lengua muy despacio mientras le quitaba el resto del vestido, luego suspiró y siguió con el otro. De repente ella perdió la habilidad de tener pensamientos razonables. Dejaron de hablar. De alguna forma se quitaron la mayor parte de la ropa, al menos la importante. Todavía llevaba sus zapatos de tacón. La camisa de Ophis tambié