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Mostrando entradas de agosto, 2014

Bob.

La sensualidad les envolvió mientras Bob bajaba la cabeza, su mirada estaba fija en ella cuando rozó sus labios con los suyos. Ambos temblaban, acalorados, mientras Sally movía las caderas contra él, sus largas piernas se apretaban juntas mientras sus labios acariciaban los de Sally. Se separaron despacio, con naturalidad, ella mantuvo la respiración cuando él se detuvo. Sus respiraciones eran irregulares. El control de Bob era débil y la inocencia de Sally se reflejaba en cada línea de expresión. Bob sabía que él era todo menos inocente, y su inocencia le aterrorizaba y le atraía. Luchó por controlar su hambre. Lo último que deseaba hacer era asustarla. Pero los labios de Sally eran suaves, dulces y calientes. Gimió contra ellos, abriendo los suyos para tomar el beso que demandaban sus sentidos. Sally gimió por el beso mientras se movía, levantando su cuerpo al mismo tiempo que las manos de Bob agarraban sus caderas como  para inmovilizarla, levantando la cabeza para mirarla fijamente

Back Home.

Ella había estado llorando. Tenía los ojos hinchados aún y pálida aunque acabase de darse una ducha. Esta era una mujer. La mujer que hacía a su polla alzarse potente y lo confundiese como Dédalo en el laberinto. Y estaba desnuda debajo de la toalla. El borde se apartó de su muslo, dejando al descubierto la carne suave y cremosa. Mientras lo miraba, sus pechos comenzaron a moverse y sabía que sus pezones estaban duros. La conocía,  se acercó a ella. Aturdido y tan jodidamente loco por introducirse en ella tan profundamente que olvidase hasta su nombre, no podía soportar un minuto más alejado de ella, dos años era demasiado tiempo. Besarla fue como caer en el Infierno. El placer barrió a través de sus sentidos cuando ella dejó escapar un pequeño gemido que se le escapó de la garganta y sus manos se deslizaron sobre su pecho hacia los botones de su camisa, un poco torpe, lo suficientemente lento como para volverlo loco por el toque, mientras se bajaba los vaqueros por las caderas, sus la

Again.

Otra vez, otra vez estamos donde lo dejamos hace tres años, cuando todavía eran tan solo una adolescente perdiendo su virginidad. Sean, maldito sea, después de tanto me dejó como si nada, sin despedirse si quiera, una triste nota diciéndome que volvería. Nunca imaginé que volvería tres años después para tener que protegerme de unos asesinos, lo que lo lleva a vivir en mi casa. Durante la cena, abajo me estuvo explicando que tuvo que marcharse a una misión en Afganistán y que le llevó más tiempo del que tenía pensado, discutimos pues le recriminé que ni una sola vez había intentado ponerse en contacto conmigo. Ahora, sus ojos azules se encuentran con los míos y siento como si me estuviera estudiando. Vuelvo a apreciar su belleza, esa que me cautivó hace algunos años, pero la inexpresividad de su rostro me hace volver a la realidad ipso facto. Me sujeta con fuerza por la cintura, manteniendo ya mis dos muñecas agarradas con una sola mano detrás de mi espalda, y no deja de mirarme. Sus de