Después de comer con
él, volvimos a la oficina sin dirigirnos la palabra, y entramos en el ascensor.
Mientras yo miraba embobada los números en un rincón, no quería acercarme a él,
no me fijé que se había movido y le había dado al botón del stop.
- - Quiero que sepas, que te has portado muy mal Aisha, ven aquí ahora
mismo. Me dijo muy serio.
- - No quiero, además, tú me has evitado estas
semanas, y ni si quiera me has hablado en la comida, me mirabas mal, como si
hubiera matado a alguien.
- - No me gusta la relación que tienes con Joan.
- - No hay ninguna, simplemente es un amigo, no hay más
Max, y si no quieres verlo tú mismo.
- - Ven aquí ahora, no quiero tener que repetirlo. Dijo más
serio que antes, me dio un poco de miedo incluso.
Tenía ganas de decirle que era un puto
mierda, un orgulloso, un cabrón, decirle que no podía tomarme cuando él
quisiera, y después hacer como si nada hubiera pasado, ¿Es que no había
significado nada para el los últimos días? Tenía muchas ganas de llorar, pero sobre todo de que él se
quedase a mi lado, pero bueno, supongo que él solamente tenía ganas de
follarme.
Me cogió de la mano bruscamente
acercándome a él, me agarró del pelo y me puso de espaldas a él, acercó sus
labios a los míos, mi lengua buscó la suya, recorrí todo los rincones de su
boca, sabía tan bien, me acerqué más a él pegándome a su creciente erección,
gimió y me agarró fuertemente de las caderas, sosteniéndome mientras seguíamos
besándonos, yo me giré y enrosque mis brazos a su cuello, poco a poco fui
recorriéndolo con la lengua y dejando algún que otro mordisquito, volvió a
gemir, me levantó la falda poco a poco hasta llegar al inicio de mis muslos,
empezó a tocar con la yema de los dedos mi sexo, haciendo pequeños círculos con
las manos, estaba realmente excitada, de repente me empujó sobre la pared
opuesta a nosotros del ascensor me acorraló y se pegó a mi sintiendo como mis
pechos duros se pegaban al suyo presionándome hasta hacerme casi daño, su
boca esta en mi cuello pasando la lengua por mis oídos y bajando hasta mi
maravilloso escote, sus manos se meten en el interior de mis braguitas me las
baja despacio hasta que caen al suelo, se pone de rodilla y su boca busca el
suave aroma de mi sexo, notaría lo excitada que estaba, pasó su lengua por mi
clítoris, estimulándolo, metiendo la lengua, y sacándola, empecé a temblar al
sentir el calor y el placer que me producía, no puede evitar soltar un gemido
contenido, su lengua sigue subiendo hasta encontrarse con mi clítoris y se
produce un terremoto en mi cuerpo cuando introduce dos de sus dedos en mi
interior moviéndolos al mismo ritmo que su lengua, me estremezco de puro
placer, no sé dónde agarrarme asique agarro a Max del pelo apretando su cabeza
hacia mi interior para que el contacto de su lengua sea más profundo y
placentero, siento como estoy a punto de irme y no tengo fuerzas para
mantenerme en pie, mis sentidos se nublan, siento como poco a poco voy
perdiendo la razón, el orgasmo fue tremendo, profundo, seguía temblando
cuando me abrazó, mientras se calmaba mi respiración acelerada, me va soltando
con dulzura y mucho cariño y deja que poco a poco me vaya tranquilizando. Me
ayuda a ponerme la ropa y me coge nuevamente de la mano y me mira fijamente a
los ojos, tenía la mirada hambrienta, de puro deseo.