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Mostrando entradas de mayo, 2017

Vuelo en escala 1.

Tras pensar largo y tendido por fin he decidido romper esta relación que se llevaba la mejor parte de mí, ésta relación que no llegaba a buen puerto y  desde el principio debí haberme dado cuenta de ello, aunque quizá siempre lo he sabido y no me he querido dar cuenta pues no dicen aquello de ¿ojos que no ven, corazón que no siente? Este último intento por salvar lo insalvable, más ahogado ya que el famoso barco del Titanic, pero estoy tranquila con mi decisión, empezar de nuevo me ilusiona aunque al mismo tiempo me llena de miedo e incertidumbre. Acabo de aterrizar en  Ålesund, la lluvia moja la pista de aterrizaje y en lugar de ver el paisaje me fijo en la figura de un hombre que pasa a mi lado. Recuerdos están en mi cabeza y quiero que se queden ahí para ser sincera, adaptándolos a mi manera, cogiendo lo bueno, desechando lo inservible, lo dañino, lo malo, lo tóxico en general vamos a ser realistas.  Resulta que mi vuelo ha tenido que hacer otra escala por el mal tiempo y tene

Limusina.

El viaje es largo y la noche de invierno se torna perezosa entre tus brazos.  Me buscas con las manos moviéndonos lentamente, descubriendo la ruta del deseo sobre la piel expuesta, explorándonos, besándonos ocultos tras el cristal tintado de la limusina. Subo la falda de tu vestido de novia acariciando tus piernas, rozando suavemente la liga de la pierna izquierda, apartando tus braguitas y avanzando en la cálida humedad de tu sexo. Tu cuerpo se estremece con cada caricia y respondes con un beso apasionado y muy intenso, con tus manos aferrando mi cabeza mirándome fijamente a los ojos sin pestañear apenas, con tu vientre apretando mi deseo que late poderosamente. Tus manos avanzan por mis costados, llegas al pantalón y lo desabrochas, liberas mi dura, acariciándola, tensándola en tus dedos. La llevas a tu sexo y frotas mi glande, empapándolo de ti…  Me gusta cuando te aferras a mi dureza cálida en tu mano, me acaricias recorriendo tu pulgar por la base de mi glande, esperando esa go

Farah 2.

Farah se movió hacia mi pecho y rodeó con la lengua cada uno de mis duros pezones mientras retocaba con las manos los músculos del otro lado. Entonces movió las manos lentamente por mis hombros, y dejó que la camisa se me deslizara por los brazos hasta terminar cayendo al suelo. Escalofríos me recorrieron la espina dorsal cuando noté sus uñas clavadas en mis abdominales hasta llegar a la cintura de mis vaqueros. Tiró de ellos, obligándome a acercarme más a ella, y luego sentí su mano acariciarme a través de la tela con la justa presión. -Farah… Fue todo lo que pude decir mientras intentaba desesperadamente no perder el control antes de haberle hecho el amor. Ella se quitó los zapatos a patadas y yo llevé las manos hasta el dobladillo de su vestido. Mi dedo pulgar acarició la piel desnuda de sus muslos color canela, pero ni de lejos aquello fue suficiente. Así que le levanté el vestido por encima de la cabeza para que se uniera a mi camisa en el suelo. Estaba impresionante con ese su