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Mostrando entradas de marzo, 2015

Scottish 2.

Sin separar los ojos de ella, puse una gran mano alrededor de su pecho, los dedos calientes sobre su piel y cogí un pezón con los dientes girándolo suavemente y luego pellizcándolo, consiguiendo que un rayo de excitación atravesara su cuerpo y, al parecer, despertando los nervios de su sexo. Una palpitación en su vagina se unió a la excitación en sus pezones. Se tragó un gemido cuando alterné las caricias en sus pechos una y otra vez, presionando sus pezones cada vez más fuerte hasta el punto del dolor, y a la vez, incrementando el calor  que crecía dentro de ella. Luego succioné el pezón, dando un suave tirón, y después otro más fuerte.  Esta vez fui yo la que introdujo la lengua en su boca, recorrí sus dientes, su paladar, saboreando su dulce boca a la vez que aumentaba el ritmo de mis caderas. El interior de mis muslos estaba caliente. Un poco avergonzada intenté cerrar los muslos, pero Batair, antes de que me quitara el pijama, separó con delicadeza mis piernas de nuevo y rozand

Scottish 1.

Batair se inclinó sobre mí y resbaló la mano por mi costado, sin llegar a tocarme del todo, me empujó hasta tenerme enjaulada contra la puerta de mi habitación. Dirigí mi mirada hacia su rostro, puso los brazos para ceñir mi talle y a la vez que me apretaba contra él, introducía su lengua en mi boca y la recorría inundándola con un sabor fresco, dulce y varonil. El beso fue tan largo e intenso que nos separamos sorprendidos entre jadeos. Y lo que hasta ese momento era un desliz se convirtió en un desastre. Un calor, el calor como el infierno subió desde mi bajo vientre y se expandió por mi cuerpo como una corriente eléctrica que erizó mi piel, mis pezones se pusieron duros al instante. Cuando me di cuenta, estaba balanceando lentamente mi cuerpo sobre el suyo. Oleadas de placer me envolvían cada vez que me volvía a tocar. Noté como caía suavemente sobre la cama y Batair se unía de nuevo a mí. De repente, su mano se apretó contra mi sexo. Ello hizo que me sobresaltase y elevase mis fur

Marvin.

Mantengo la vista fija en su rostro  y lo encuentro reconfortante. Me siento idiota y frustrada conmigo misma. Las dudas me asaltan de nuevo, y él también debe de notarlo, porque me coge en brazos y me lleva hasta la cama. Me deposita sobre ella con cuidado, saca algo del cajón de la mesilla de noche y se coloca encima de mí. Lo miro fijamente. Es algo extraño, pero observar cómo abre el envoltorio del preservativo con los dientes y lo desliza lentamente por su miembro hace que no pueda dejar de pensar en lo que está por venir. -¿Estás bien Idalia? –Pregunta algo preocupado.  Me coloca las palmas de las manos a ambos lados de la cabeza y me separa los muslos con la rodilla. -Sí, totalmente Marvin. -Digo asintiendo con la cabeza sin saber muy bien qué hacer con las manos, que descansan a ambos lados de mi cuerpo. Pero entonces lo siento en mi hendidura y vuelan hasta su pecho al tiempo que lanzo un grito ahogado. Me está mirando y mis ojos se niegan a apartarse de él, aunque