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Mostrando entradas de mayo, 2014

I had missed him.

Le baje los bóxer y se los quité, al subir la mirada me quedé helada, ¿Cómo podía haberse puesto de aquella forma tan pronto? Aun así la agarré con las manos y la puse sobre mis labios despacio, para tomar la punta, después de hacer varios círculos alrededor me la metí en la boca, el sabor explotó dentro de mí, era entre salado y ácido, empecé a hacer círculos con la lengua sobre toda la base, entonces Edwin gimió y enredó sus manos alrededor de mi peloy tiro de mi hacia delante, respondiendo a su provocación me la introduje hasta el fondo, era bastante grande pero no de manera incómoda, entonces noté una pequeña arcada e intente sacármela, pero él tomó rápidamente el control, agarrándome por la cabeza, se salió casi por completo hasta que solamente quedaba la punta dentro de mi boca, entonces lentamente volvió adentro lento y despacio hasta que de nuevo golpeó el fondo de mi garganta, esta vez sin arcadas. Tuve que clavarle las uñas en sus muslos para no caer hacia atrás por la fuerza

Hoy serás mía.

No dejaron de besarse. Al principio con ternura e inocencia. Brian, en un movimiento casi reflejo, comenzó a acariciarle la espalda por todo el borde del camisón, rozando apenas con la yema de los dedos. Alana hasta ese momento no sabía que su espalda era tan sensible, estaba sintiendo cientos de pequeñas y deliciosas descargas eléctricas recorriéndola, sin darse cuenta comenzó a respirar por la boca, en la boca de su chico, y así, sin que ninguno de los dos lo planeara el beso se volvió apasionado y tan incontrolable como un incendio. Ella llevó su cabeza hacia atrás buscando pegarse más a la caricia en su espalda, dejando su cuello ofrecido en ese acto. Él teniendo ese cuello justo en frente, llevó ahí su boca y la besó, recorriendo con la suavidad de sus labios y la humedad de su lengua cada centímetro de piel que encontró descubierta, al tiempo que dejándose llevar por la pasión del momento la atrajo fuertemente hacia él por la cintura, sin dejar de acariciar su espalda. Alana, sin

Hoy serás mío.

Amaneció bajo esa tonelada de mantas que la resguardaban del frío y ocultaban esa piel blanca y semidesnuda, tan solo cubierta por una ligera camiseta floreada y un minúsculo tanga azul celeste que dejaba entrever sus redondeadas nalgas. Esa mañana había despertado extrañamente seductora, recorría sus grandes pero endurecidos muslos con esa pequeña y juguetona mano hasta llegar a esos huesos de su cadera, que al rozarlos provocaba en ella una leve sonrisa y a la vez un estupor muy corriente en ella. Ese día era como cualquier otro, no tenía que hacer nada en especial más que cumplir con su jornada laboral pero ella se sentía diferente, llevaba días arrastrando unas ganas lujuriosas en su interior, mostraba una mirada picara que la delataba. Ya eran semanas sin sentir sus besos profundos que hacían temblar su cuerpo, esas manos que la recorrían palmo a palmo, sin dejar ni una esquina de ese generoso y exuberante cuerpo sin examinar y esa gran pasión que se apoderaba de ellos cada vez qu