Finalmente consiguió desabrochar a tientas la camisa de Ophis y casi exclamó en voz alta cuando pasó sus manos por los duros y calientes músculos de su pecho, vaya, no lo recordaba así. Los dedos de él tentaron el cierre frontal de su sujetador.
-No deberíamos estar haciendo esto- susurró Maat.
-Lo sé, es una locura. Hay muchas cosas a tener en cuenta en todo esto, sé que quizá esté mal, como antes, pero no puedo parar ya no. -Respondió sin respiración mientras la acostaba en el sofá.
Él finalmente desabrocho su sujetador y se metió un pezón en la boca. Maat se arqueó al sentir sus labios rodeando esa parte tan sensitiva de su cuerpo. Lo lamió con la lengua muy despacio mientras le quitaba el resto del vestido, luego suspiró y siguió con el otro. De repente ella perdió la habilidad de tener pensamientos razonables. Dejaron de hablar. De alguna forma se quitaron la mayor parte de la ropa, al menos la importante. Todavía llevaba sus zapatos de tacón. La camisa de Ophis también estaba desabrochada pero sin quitar.
Nada de eso importaba ahora. Toda la realidad de Maat se centraba en sentir su cuerpo caliente, duro y suave tocando su piel. Le recorrió el cuerpo con las manos, explorando la forma en que los músculos de su espalda se hinchaban cuando se movía. Ophis fue depositando besos hasta su estómago y le separó los muslos. Despacio, suavemente él recorrió con su lengua la parte interior de su muslo, directo hacia la tierna parte donde se encontraba con su sexo. Maat ya estaba excitada, y esto sólo echó más leña al fuego. La atormentó un poco más, y luego deslizó su lengua para lamer su clítoris. Le agarró sus piernas con las manos abriéndola aún más y pegó su boca a ella para saborearla más profundamente. Maat se arqueó cuando Ophis la lamió desde la parte interna del muslo hasta el clítoris. El separó sus labios internos con los pulgares y lavó el verdadero centro de ella, introduciendo su lengua.
-Ophis… -dijo Maat con voz grave.
Ophis subió un poco más y metió el clítoris hinchado en su boca para masajearlo. Sus dedos reemplazaron a la lengua dentro de ella, empujándola hacia el límite.
-Muévete amor. -su voz vino desde la oscuridad.
Ella movió las caderas, e hizo lo que él le había pedido, deslizándose arriba y abajo en sus dedos. Su respiración era el único sonido en la habitación.
Nunca había estado tan excitada. El sentido común hizo acto de presencia pero en seguida lo desechó. Dios, ella lo quería ahora. Se lamió los labios y asintió a la penetrante mirada de él. Ophis se arrastró sobre su cuerpo y acercó su boca a la de ella.
-Te deseo, más que a nada. -gruñó cerca de su oído.
-No deberíamos estar haciendo esto- susurró Maat.
-Lo sé, es una locura. Hay muchas cosas a tener en cuenta en todo esto, sé que quizá esté mal, como antes, pero no puedo parar ya no. -Respondió sin respiración mientras la acostaba en el sofá.
Él finalmente desabrocho su sujetador y se metió un pezón en la boca. Maat se arqueó al sentir sus labios rodeando esa parte tan sensitiva de su cuerpo. Lo lamió con la lengua muy despacio mientras le quitaba el resto del vestido, luego suspiró y siguió con el otro. De repente ella perdió la habilidad de tener pensamientos razonables. Dejaron de hablar. De alguna forma se quitaron la mayor parte de la ropa, al menos la importante. Todavía llevaba sus zapatos de tacón. La camisa de Ophis también estaba desabrochada pero sin quitar.
Nada de eso importaba ahora. Toda la realidad de Maat se centraba en sentir su cuerpo caliente, duro y suave tocando su piel. Le recorrió el cuerpo con las manos, explorando la forma en que los músculos de su espalda se hinchaban cuando se movía. Ophis fue depositando besos hasta su estómago y le separó los muslos. Despacio, suavemente él recorrió con su lengua la parte interior de su muslo, directo hacia la tierna parte donde se encontraba con su sexo. Maat ya estaba excitada, y esto sólo echó más leña al fuego. La atormentó un poco más, y luego deslizó su lengua para lamer su clítoris. Le agarró sus piernas con las manos abriéndola aún más y pegó su boca a ella para saborearla más profundamente. Maat se arqueó cuando Ophis la lamió desde la parte interna del muslo hasta el clítoris. El separó sus labios internos con los pulgares y lavó el verdadero centro de ella, introduciendo su lengua.
-Ophis… -dijo Maat con voz grave.
Ophis subió un poco más y metió el clítoris hinchado en su boca para masajearlo. Sus dedos reemplazaron a la lengua dentro de ella, empujándola hacia el límite.
-Muévete amor. -su voz vino desde la oscuridad.
Ella movió las caderas, e hizo lo que él le había pedido, deslizándose arriba y abajo en sus dedos. Su respiración era el único sonido en la habitación.
Nunca había estado tan excitada. El sentido común hizo acto de presencia pero en seguida lo desechó. Dios, ella lo quería ahora. Se lamió los labios y asintió a la penetrante mirada de él. Ophis se arrastró sobre su cuerpo y acercó su boca a la de ella.
-Te deseo, más que a nada. -gruñó cerca de su oído.
Eres increíble escribiendo... Con muchas ganas de seguir leyendote ... Un besoo ☺
ResponderEliminarMuchas gracias Noa, por gente como tú merece la pena seguir escribiendo mis relatos. Me agrada oír eso. Besos!
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