Desde aquel día, no he sabido de Tucker en un par de meses y no he dejado de pensar en él, ya sea cuando lo nombra mi hermano o mi cuñada o cuando recuerdo aquel momento. Estoy acostada y cuando estoy a punto de dormirme siento algo al lado de mi cama, abro los ojos y descubro a Tucker tumbado a mi lado, quiero encender la luz pero me niega. Hablamos un rato en donde me dice que quiere intentarlo conmigo, que hablará con mi hermano más tarde pero que realmente me quiere. Me muevo a tientas en la oscuridad y agarro su cara, aplastando mis labios sobre los suyos, besándolo con un hambre que no sabía que poseía, tomando todo lo que me había perdido. Gracias, joder, porque él me besa de vuelta. Nuestras lenguas se enredan, probando, saboreando hasta que quiero derretirme. Nuestra respiración se acelera cuando finalmente apartamos nuestros labios. Besa mi cuello, mis pechos, un segundo después, Tucker baja y se posiciona entre mis piernas, su lengua dando golpecitos y tentando, comiendo mi sexo, araño las sábanas, agarrándolas, retorciéndome de placer, él gruñe contra mi sexo, su lengua follándome, lamiendo, dando golpecitos y mordisqueando mi clítoris. Sin avisarme hace que me levante y se coloca detrás de mí, acunándome. Levanta mi pierna derecha y la coloca sobre su cadera, dejándome abierta, y me empala con su verga. En un empujón, está dentro de mí, estirándome y llenándome por completo, oh dios, casi había olvidado lo grande que era. Tucker entra y sale, una y otra, y otra vez y hace que me incline hacia delante en la cama.
Giro mi cabeza, buscando su cara y capturo sus labios, estamos follando de nuevo, pero no es como la última vez. Él parece querer ir lento, como para hacer que no lo olvide nunca, no lo haré y él lo sabe. Oh dios, realmente lo quiero, se lo digo y sonríe contra mí boca. Su mano acaricia mis pechos, mi estómago y me frota el clítoris, se inclina hacia adelante, centímetro a centímetro, hasta que está enterrado en mí profundamente, agarra mis caderas más fuerte y empuja una un par de veces antes de que se deje ir. Ahora estoy completamente segura de que él es para mí, solamente falta hablar con mi hermano, pero estoy segura de que lo aceptará.
Giro mi cabeza, buscando su cara y capturo sus labios, estamos follando de nuevo, pero no es como la última vez. Él parece querer ir lento, como para hacer que no lo olvide nunca, no lo haré y él lo sabe. Oh dios, realmente lo quiero, se lo digo y sonríe contra mí boca. Su mano acaricia mis pechos, mi estómago y me frota el clítoris, se inclina hacia adelante, centímetro a centímetro, hasta que está enterrado en mí profundamente, agarra mis caderas más fuerte y empuja una un par de veces antes de que se deje ir. Ahora estoy completamente segura de que él es para mí, solamente falta hablar con mi hermano, pero estoy segura de que lo aceptará.
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