Ir al contenido principal

Return 1.

Tal vez Iron era un poco más irresponsable, celoso y algo irascible, aunque había sido Tim, al parecer, el que lo había visto y fue directo a por él. El médico recogió sus utensilios e Iron saltó de la camilla y se paró delante de ella. 


- Me gustaría hablar contigo Tere, tenemos algunos temas pendientes. -dijo. 


Ella no respondió. Se acercó a él y dibujó suavemente con el dedo la cicatriz delgada que marcaba la piel en su ceja derecha, debido al accidente de moto que acababa de tener. Cerró los ojos ante su tacto ahora familiar mientras una sensación conocida la recorría desde las yemas de los dedos de las manos hasta volver a instalarse en su corazón. 


- Tendrás otra cicatriz a partir de hoy- dijo Tere intentando no mostrarse nerviosa. 


Lo sé, y creo que ha merecido la pena la verdad, como la otra vez.- dijo Iron cogiendo la mano de Tere para que no se alejase. 


- Iron, la otra vez me salvaste la vida, casi me mata un violador y te interpusiste en medio llevándote tú la puñalada. Esta vez has sido muy imprudente, ¿Por qué coño te has puesto delante del coche? ¿Por qué ha merecido la pena?- preguntó Tere en un tono de reproche y preocupación.


- No podía verte con otro hombre y cuando te he visto entrar al coche de Tim han saltado chispas y me he encendido, no podía dejarte marchar, no de nuevo… -de repente, se quedó mudo. La agarró de las manos y le besó los dedos, uno por uno, mientras la miraba fijamente a los ojos. 


Tere se estremeció. Su cuerpo respondía con tanta rapidez que sus rodillas temblaron. Se aclaró la garganta y manteniendo un tono seguro, puso algo de distancia entre ellos dos inmediatamente, como si acabase de quemarse al besarle los dedos de las manos uno a uno. 


- Tengo el resto de la noche libre, más ahora que le has dado una paliza a Tim y se ha marchado sin apenas mirarme. Está bien, estoy dispuesta a hablar contigo, pero nada más Iron, te lo advierto. –le respondió Tere volviendo a la consulta a dejar su bata. 


- Está bien Tere. ¿Dónde quieres ir?- preguntó volviendo a ponerse la chupa de cuero.


- ¿Cómo qué a dónde quiero ir? ¿Me estás tomando el pelo? Mira Iron, me gustaría simplemente ir a mi casa. No quiero estar cerca de la gente y menos de lo que ha sucedido hace un rato, bastante bochorno he pasado. –Dijo Tere saliendo ya del hospital.


Él asintió con la cabeza. 


- Mejor vamos en taxi, voy a dejar la moto aquí y vendré mañana a por ella. Te prometo que voy a portarme bien.- le dijo sonriéndole de aquella manera que la volvía loca.


Llegaron a su casa y al entrar se aclaró la garganta y abrió la puerta temblando más que un flan.  Una vez dentro, colgó el bolso y la chaqueta en el perchero, se quitó los tacones y se dirigió a la nevera en busca de una cerveza bien fría, la necesitaba. 


- ¿Quieres algo? ¿Agua, coca cola o una cerveza?- Le dijo desde el frigorífico. 


- No sé por qué me preguntas, somos iguales en eso. Una cerveza estaría estupenda, después del golpe que me he llevado una rubia me viene fetén.- respondió Iron entrando al comedor como si fuese su casa. 


Él entró en el salón, inspeccionando su decoración, la había cambiado un poco pero por lo demás seguía estando como siempre. Le gustaban los colores calmantes y su mobiliario confortable, como si fuese un verdadero hogar, todo ello sumado a su exquisito gusto a la hora de decorar y elegir muebles, siempre le había gustado aquello aparte de la moda. Ella entró después de él y lo vio colocar su chupa sobre una silla y sentarse en su sofá blanco. Cogió dos cervezas alemanas de su frigorífico, sin darse cuenta estaba abriendo los botellines con las manos, se había quedado embobada mirándole.  Condenado fuera. ¿Por qué se veía tan bien allí? ¿Por qué la vista de él, su olor, en su salón la complacían tanto? Realmente extrañaba a aquel energúmeno.  Era como todo lo que había sucedido en la última semana y media, tan extraño. 


- Tere…Estás abriendo los botellines con la mano de nuevo, ¿en qué estás pensando? -le preguntó Iron. 


Ella parpadeó, dándose cuenta de que había estado mirándolo fijamente. 


-Pues en nada que te importe.-le desafió con la mirada. 


Tere le entregó su cerveza y se sentó en una silla en frente de él, ni de coña iba  a sentarse en el sofá a su lado. Tomó un sorbo de su botellín y reflexionó. 


Iron lo consideró por un momento. Se lamió los labios y se frotó la palma de la mano por la barbilla sin afeitar, no sabía cómo empezar a hablar. 


- Tere siento mucho el no hab… -Tere no le dejó seguir. 


- Mira Iron, entiendo que tuviste que marcharte al ejército, también entiendo que tras cuatro años en Irak no quisieras verme durante un tiempo, puedo llegar a entender lo mal que lo debiste de haber pasado y el infierno en el que te viste envuelto, el perder a tus compañeros, en no tener cerca a tus seres queridos, el tener que sobrevivir día a día pensando que podrías ser el siguiente. Pero no fue así, tu madre y yo quisimos estar contigo y tú nos alejaste de tu lado. Llevo sin saber de ti varios meses, y ahora ¿me saltas con el numerito de "machoman"? ¿Y qué me dices de las cuatro tipas con las que has estado? Eso sí qué no puedo entenderlo.


- Tere, tienes toda la razón, os alejé de mi lado cuando en realidad lo único que quería era teneros junto a mí, pero tenía demasiada mierda y tenía que sacarla por mí mismo. Lo que es irónico, me costó la muerte de mi madre y ni si quiera pude despedirme de ella. No quiero que me pase lo mismo contigo Teresa. Sólo dame una oportunidad de nuevo. Por favor. La idea de no estar contigo es peor que el infierno que pasé allí. Sé que puede sonarte a pantomimas, pero me preocupo por ti, desde que te conocí. Déjame intentarlo de nuevo, quiero que volvamos a ser una pareja como antes, con nuestras peleas, con nuestros piques, las tonterías, las risas, los abrazos, los besos sobre tus sonrisas, nuestras reconciliaciones y las noches de partidos y birras. Nunca haría nada que pudiera hacerte daño, nunca más, pero si me dices ahora mismo que te deje en paz lo haré y no volverás a saber de mí nunca te lo juro. -Terminó en un susurro cerca de su oído pues no sabía como pero se había colocado detrás de ella. Puso su mano sobre su hombro y cerró los ojos. Se sentía bien cuando la tocó, como si nada hubiese pasado.


Ella se volvió hacia él, estaba llorando y lo peor de todo era que lo sentía en su corazón.  


Iron al verla no aguantó más, hizo que se levantase, la abrazó y la besó en la boca, como había deseado hacer tiempo atrás. Fue un beso dulce y tierno, como si estuviera teniendo cuidado con ella o miedo de hacerle daño. Sus labios se rozaron suavemente, y ella podía sentir su aliento caliente contra su boca.  Tere lo agarró de los hombros mientras apretaba su boca en la suya. Abrió los labios de buena gana para él y gimió cuando su lengua buscó y encontró la de Iron.  Él la exploró, saboreándola, mordiendo el labio inferior y disfrutando del momento. La forma en que Iron la besaba hizo que sus piernas se quedaran como la gelatina. 


Iron poco a poco terminó el beso y apoyó su frente contra la suya. Su respiración era fuerte y rápida  como la de ella. 


- A veces no eres normal, tienes la cabeza en las nubes, eres muy pero que muy torpe, pero eres trabajadora, honrada, siempre estás sonriendo aunque estés hecha mierda por dentro, sabes ocultar tus sentimientos pero sobre todo eres muy, muy buena, te preocupas más por los demás incluso si los acabas de conocer que de ti misma. Eres demasiado buena para mí. -Suspiró, se apartó de ella, cogió la chupa y caminó hacia la puerta.  


Ella vaciló un momento porque estaba procesando lo que acababa de suceder entre ellos y luego se dirigió hacia él. 


-Espera Iron. Por favor, quédate.


Comentarios

  1. Así sí, este relato si que me ha encantado. El transfondo es diferente pero en esencia es igual que Bike 2, una pareja que se separó por X circunstancias y después de un largo tiempo quieren empezar de nuevo. Dios, la diferencia entre este relato y Bike 2 es abismal, este me ha encantado.

    Todo está bien: el ritmo, las emociones, los díalogos, la reconciliación. Todo, no tengo queja ninguna (a ver, tiene sus fallillos ortográficos, pero nada más lejos. Todos cometemos errores en eso). Este relato está bien, pero que muy bien. Una reconciliación realista, a buen ritmo, sin prisas. A ver que me encuentro en la segunda parte :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra enormemente que te guste la mayor parte de mis relatos. Quizá pasa tiempo de uno a otro pero es porque se hace complicado el intentar tenerlo todo listo para la fecha (miércoles mayoritariamente) porque como nos pasa a todos, unos días estamos de mejor humor para escribir y con creatividad e imaginación, otros días no... Yo lo hago conforme siento para que el lector se identifique con cada uno de mis personajes en diferentes situaciones.

      Muchísimas gracias por tu apoyo, lectura constante y anotaciones.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Farah 2.

Farah se movió hacia mi pecho y rodeó con la lengua cada uno de mis duros pezones mientras retocaba con las manos los músculos del otro lado. Entonces movió las manos lentamente por mis hombros, y dejó que la camisa se me deslizara por los brazos hasta terminar cayendo al suelo. Escalofríos me recorrieron la espina dorsal cuando noté sus uñas clavadas en mis abdominales hasta llegar a la cintura de mis vaqueros. Tiró de ellos, obligándome a acercarme más a ella, y luego sentí su mano acariciarme a través de la tela con la justa presión. -Farah… Fue todo lo que pude decir mientras intentaba desesperadamente no perder el control antes de haberle hecho el amor. Ella se quitó los zapatos a patadas y yo llevé las manos hasta el dobladillo de su vestido. Mi dedo pulgar acarició la piel desnuda de sus muslos color canela, pero ni de lejos aquello fue suficiente. Así que le levanté el vestido por encima de la cabeza para que se uniera a mi camisa en el suelo. Estaba impresionante con ese su

Completely yours.

-Nunca he hecho esto antes… -respondí un poco asustada. -No, ya lo sé Trisa. Así que si te hago daño o te molesta o no te gusta, necesito que me lo digas. ¿Vale? Para parar en el acto. -me dijo Ceran intentando tranquilizarme. Sentí cómo poco a poco ejercía más presión conforme fue moviéndose hacia dentro. Y luego, con un movimiento rápido, me penetró. Ahogué un grito ante la sensación, me tensé, contuve la respiración y las lágrimas se me acumularon en los ojos sin darme cuenta, quería que saliese de mi interior pero, me quedé quieta y cerré los ojos, dispuesta a no moverme ante tal sensación. -Respira, Trisa. Joder, tienes que respirar, que si no te vas a morir, mujer. ¿Te hago daño? ¿Quieres que lo dejemos?  La voz dubitativa de Ceran me hizo relajarme, mientras sus manos me acariciaban el cuerpo con cariño y depositaba pequeños besos en mi espalda. Tenía razón, una vez que intenté relajarme, el dolor punzante empezó poco a poco a desaparecer.  -Sigue Ceran, puedo con

Sueño.

Dicen que los sueños son la expresión del subconsciente, es decir lo que realmente pensamos o deseamos hacer y no nos atrevemos a exteriorizar.     Casi todas las noches últimamente sueño que estoy acostada desnuda en una mesa grande rectangular, en medio de un salón muy grande el cual está vacío excepto por la mesa. Estoy tumbada boca arriba con los brazos y las piernas completamente abiertas. Y miro a mi alrededor, para mi asombro hay varios consoladores de diferentes tamaños y distintas formas.   De pronto se abren unas puertas que están delante de mí, son completamente negras y muy grandes de ellas aparecen cuatro hombres, altos y fuertes. Todos están vestidos de arriba abajo completamente de cuero y látex negro. Sus caras están cubiertas por unas máscaras que solo deja ver sus ojos y tienen sus grandes erecciones  asomándoles por fuera de los pantalones, me quedo anonadada pues todos ellos vienen masturbándose y las tienen enormes. Uno de los cuatro hombres, que parece el líder,