-¿Quieres a un hombre? Porque llevas toda la semana intentando meterte en mis sábanas Lin, toda la maldita semana metiéndote en mis asuntos con otras mujeres, y gracias a ti de nuevo he perdido mi cita, o no, estás en mi habitación Lin.. -Inquirió él abriéndole las piernas en un movimiento brusco y ella sólo jadeó y arqueó la espalda, sintiendo que los pechos le explotarían dentro del brassier, abriendo la boca para poder respirar y los ojos para poder creer que quien estaba a punto de enloquecerla era Nash Green.
Sintió las manos de él hurgando bajo su vestido y ella maniobró con su cuerpo para hacerle más fácil la tarea de que se deshiciese de la ropa interior al tiempo que con sus manos temblorosas por la excitación bajaba los pantalones, mostrándole que sin duda alguna era un hombre, él se acercó a ella quien inmediatamente buscó la boca Nash.
Nash llevó una mano a la cadera de la rubia para acercarla al tiempo que él se adentraba en ella de un fuerte envite y con la otra mano le agarró de los cabellos, logrando arrancarle casi un grito. Sólo quería desahogar las ganas y que a Lin no le quedaran deseos de buscarlo nunca más. Sería rudo, usaría toda la fuerza y rapidez, sólo pensando en su propio placer, no tenía ganas de complacerla, ni mucho menos demostrar sentimientos a quien no los merecía por eso no la besaría, ni le diría palabras cariñosas, ni tiernas. Sólo se la tiraría y nada más, encontrando en eso una especie de venganza por todo lo que le había ocasionado durante el tiempo que llevaba siendo su secretaria.
-Sin arrepentimientos Lin. -Le dijo al oído al tiempo que entraba en ella con un fuerte empuje, colmándola hasta el fondo de su interior, nublándole el límite de la razón escuchando como un jadeo envuelto en frenesí se ahogaba en su oído.
-No voy a arrepentirme, es lo que he deseado desde que te conocí Nash, y lo sabes muy bien. -La voz de Lin mostraba la lujuria que la recorría y llevó sus manos a los glúteos masculinos sintiendo como se tensaban ante cada empuje que le ofrecían un placer único. Le arañó el pecho y con sus dientes, mordió uno de los hombros de Nash, quien al sentir la presión, maldijo en silencio porque su novia Denia le vería la marca del mordisco y una vez más agarró los cabellos rubios con tanta fuerza que Lin se golpeó la cabeza contra el espejo del cuarto de baño, alejándola. La tomó por el cuello pegándola a él.
Lin sentía los dedos de él clavarse en su cadera, sabía que le marcaría porque siempre había tenido una piel bastante sensible. El oxígeno cada vez era menos, pero descubría como las sensaciones en su centro aumentaba al no poder respirar, como su centro se contaría con brutalidad, succionando a Nash.
Nash a pesar de la excitación y de bombear en la rubia sin pausa y con prisa se percató del sonrojo furioso en el rostro de ella. Únicamente quería sacarse la ira que llevaba dentro y no matarla, porque se lo merecía realmente, por lo que la soltó y con sus manos retiró las de ellas que se encontraban aferradas a su espalda, sosteniéndola por las muñecas las elevó y las pegó al espejo, acercándose aún más a ella, sintiendo el aliento de Lin estrellársele contra sus labios.
Ella elevó sus piernas apoyando la planta de los pies en el lavabo, brindándole a él más acceso, desbocándose al igual que él y marcándole ella el ritmo con su vientre, la manera en que deseaba los movimientos de él, quien rápidamente se acopló a ellos.
-Sí, Nash… mas… por favor más, no te detengas… sí… -Gemía Lin a las puertas del orgasmo y él se sorprendió al darse cuenta de que sólo quería complacerla.
Un ronco gemido anunció la corriente que comenzó en la planta de sus pies y subió con rapidez por todo su cuerpo, nublándole la razón, espasmos la sacudían, Nash, aprovechó que todavía estaba jadeante y le atrapó el labio inferior entre sus dientes, Lin se lo mordió suavemente.
Nash poseía la destreza y fuerza para liberarse de los dientes de Lin de nuevo, pero encontró en la dulce tortura un placer distinto, como una especie de alucinógeno, razón por la cual se dejó besar descubriendo la destreza con que la rubia movía su boca y utilizaba su lengua, mientras los cuerpos se bañaban en sudor y la humedad en el ambiente los enloquecía, Nash le liberó las muñecas y bajó las manos al cuello femenino sin dejar de besarla un solo instante, sintiendo como la boca de ella en cuestión de segundos creaba en él una adicción y se arrepintió por no haber permitido que lo besara antes.
Lin al sentirse liberada colocó las manos en el pecho de Nash y lo alejó interrumpiendo el beso y dejándolo con ganas de más pues él todavía no había llegado al clímax. Él dio dos pasos hacia atrás y se la quedó mirando con gesto interrogante. -Lin bajó de un salto del lavabo, logrando que su vestido cayera al suelo, se agachó y lo agarró volviendo a ponérselo de nuevo, en una de las manos llevaba los zapatos de tacón. Pasó por delante de un Nash algo confundido y sin mediar palabra se dirigió a la puerta.
-Adiós Nash, ha sido increíble. -Le dijo elevando una de las comisuras de la boca con sensualidad, sonriendo. Abrió la puerta y se marchó triunfante.
Sintió las manos de él hurgando bajo su vestido y ella maniobró con su cuerpo para hacerle más fácil la tarea de que se deshiciese de la ropa interior al tiempo que con sus manos temblorosas por la excitación bajaba los pantalones, mostrándole que sin duda alguna era un hombre, él se acercó a ella quien inmediatamente buscó la boca Nash.
Nash llevó una mano a la cadera de la rubia para acercarla al tiempo que él se adentraba en ella de un fuerte envite y con la otra mano le agarró de los cabellos, logrando arrancarle casi un grito. Sólo quería desahogar las ganas y que a Lin no le quedaran deseos de buscarlo nunca más. Sería rudo, usaría toda la fuerza y rapidez, sólo pensando en su propio placer, no tenía ganas de complacerla, ni mucho menos demostrar sentimientos a quien no los merecía por eso no la besaría, ni le diría palabras cariñosas, ni tiernas. Sólo se la tiraría y nada más, encontrando en eso una especie de venganza por todo lo que le había ocasionado durante el tiempo que llevaba siendo su secretaria.
-Sin arrepentimientos Lin. -Le dijo al oído al tiempo que entraba en ella con un fuerte empuje, colmándola hasta el fondo de su interior, nublándole el límite de la razón escuchando como un jadeo envuelto en frenesí se ahogaba en su oído.
-No voy a arrepentirme, es lo que he deseado desde que te conocí Nash, y lo sabes muy bien. -La voz de Lin mostraba la lujuria que la recorría y llevó sus manos a los glúteos masculinos sintiendo como se tensaban ante cada empuje que le ofrecían un placer único. Le arañó el pecho y con sus dientes, mordió uno de los hombros de Nash, quien al sentir la presión, maldijo en silencio porque su novia Denia le vería la marca del mordisco y una vez más agarró los cabellos rubios con tanta fuerza que Lin se golpeó la cabeza contra el espejo del cuarto de baño, alejándola. La tomó por el cuello pegándola a él.
Lin sentía los dedos de él clavarse en su cadera, sabía que le marcaría porque siempre había tenido una piel bastante sensible. El oxígeno cada vez era menos, pero descubría como las sensaciones en su centro aumentaba al no poder respirar, como su centro se contaría con brutalidad, succionando a Nash.
Nash a pesar de la excitación y de bombear en la rubia sin pausa y con prisa se percató del sonrojo furioso en el rostro de ella. Únicamente quería sacarse la ira que llevaba dentro y no matarla, porque se lo merecía realmente, por lo que la soltó y con sus manos retiró las de ellas que se encontraban aferradas a su espalda, sosteniéndola por las muñecas las elevó y las pegó al espejo, acercándose aún más a ella, sintiendo el aliento de Lin estrellársele contra sus labios.
Ella elevó sus piernas apoyando la planta de los pies en el lavabo, brindándole a él más acceso, desbocándose al igual que él y marcándole ella el ritmo con su vientre, la manera en que deseaba los movimientos de él, quien rápidamente se acopló a ellos.
-Sí, Nash… mas… por favor más, no te detengas… sí… -Gemía Lin a las puertas del orgasmo y él se sorprendió al darse cuenta de que sólo quería complacerla.
Un ronco gemido anunció la corriente que comenzó en la planta de sus pies y subió con rapidez por todo su cuerpo, nublándole la razón, espasmos la sacudían, Nash, aprovechó que todavía estaba jadeante y le atrapó el labio inferior entre sus dientes, Lin se lo mordió suavemente.
Nash poseía la destreza y fuerza para liberarse de los dientes de Lin de nuevo, pero encontró en la dulce tortura un placer distinto, como una especie de alucinógeno, razón por la cual se dejó besar descubriendo la destreza con que la rubia movía su boca y utilizaba su lengua, mientras los cuerpos se bañaban en sudor y la humedad en el ambiente los enloquecía, Nash le liberó las muñecas y bajó las manos al cuello femenino sin dejar de besarla un solo instante, sintiendo como la boca de ella en cuestión de segundos creaba en él una adicción y se arrepintió por no haber permitido que lo besara antes.
Lin al sentirse liberada colocó las manos en el pecho de Nash y lo alejó interrumpiendo el beso y dejándolo con ganas de más pues él todavía no había llegado al clímax. Él dio dos pasos hacia atrás y se la quedó mirando con gesto interrogante. -Lin bajó de un salto del lavabo, logrando que su vestido cayera al suelo, se agachó y lo agarró volviendo a ponérselo de nuevo, en una de las manos llevaba los zapatos de tacón. Pasó por delante de un Nash algo confundido y sin mediar palabra se dirigió a la puerta.
-Adiós Nash, ha sido increíble. -Le dijo elevando una de las comisuras de la boca con sensualidad, sonriendo. Abrió la puerta y se marchó triunfante.
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