Maldita calentura en mi boca.
Que no es más que las ganas de besarte,
De saborear con mi lengua tus rincones
de beber tus más intimas esencias.
Maldita calentura que me quita el hambre.
Maldita calentura en mis ojos.
Que no es más que las ganas de mirarte,
de acariciar con mi ojos tu caminos
de embriagarme con tu perversa desnudez.
Maldita calentura que me roba el sueño.
Maldita calentura en mis manos.
Que no es más que las ganas de acariciarte,
con mis dedos todo tu cuerpo y humedades,
de conquistar tus más sagradas rutas.
Maldita calentura que aviva mi fuego.
Maldita calentura en mi olfato.
Que no es más que las ganas de explorarte,
de robar con mi aliento todos tus aromas
de adueñarme de tus más secretos deseos.
Maldita calentura que me lleva al arrebato.
Maldita calentura en mis oídos.
Que no es más que las ganas de escucharte,
de retener en mi memoria tus palabras
de creer tus más falsas promesas.
Maldita calentura que me vuelve corroído.
Maldita calentura entre mis piernas.
Que no es más que las ganas de tenerte,
de sentir tu sexo en mi dureza
de bañarme con tu más prohibida miel.
Maldita calentura que desea tu carne.
Que no es más que las ganas de besarte,
De saborear con mi lengua tus rincones
de beber tus más intimas esencias.
Maldita calentura que me quita el hambre.
Maldita calentura en mis ojos.
Que no es más que las ganas de mirarte,
de acariciar con mi ojos tu caminos
de embriagarme con tu perversa desnudez.
Maldita calentura que me roba el sueño.
Maldita calentura en mis manos.
Que no es más que las ganas de acariciarte,
con mis dedos todo tu cuerpo y humedades,
de conquistar tus más sagradas rutas.
Maldita calentura que aviva mi fuego.
Maldita calentura en mi olfato.
Que no es más que las ganas de explorarte,
de robar con mi aliento todos tus aromas
de adueñarme de tus más secretos deseos.
Maldita calentura que me lleva al arrebato.
Maldita calentura en mis oídos.
Que no es más que las ganas de escucharte,
de retener en mi memoria tus palabras
de creer tus más falsas promesas.
Maldita calentura que me vuelve corroído.
Maldita calentura entre mis piernas.
Que no es más que las ganas de tenerte,
de sentir tu sexo en mi dureza
de bañarme con tu más prohibida miel.
Maldita calentura que desea tu carne.
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