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Bike 2.

Sabía que Hannah trabajaba en la bodega familiar, después de que sus padres falleciesen el pasado año tuvo que regresar a encargarse del negocio familiar. Le iba bastante bien por lo que había oído, en poco tiempo había controlado todo el negocio incluso se había encargado de la exportación de vinos, haciéndolos no solo famosos, sino, qué además ha conseguido utilizar la bodega familiar, actualmente para reuniones de conferencias, eventos especiales e incluso para bodas, comuniones y bautizos, en general para cualquier tipo de evento del que pueda obtener beneficio. Se había buscado fiscales y asesores competentes y un personal fiel y cualificado. Así qué me di una ducha rápida, me cambié de ropa y me dirigí directamente  a la bodega por una puertecita en la parte de atrás casi escondida, muchas veces cuando éramos más jóvenes nos veíamos a escondidas ahí abajo. Entré sin hacer apenas ruido, pero ella se volvió de inmediato quedándose sorprendida al verme, cayéndosele la carpeta que sostenía en ese momento.


-¿Nando? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo diantres has entrado? –dijo Hannah un poco asustada.


-Hannah, escúchame. Acabo de terminar una carrera y he venido a decirte que lo siento. –le respondió con sinceridad Nando acercándose poco a poco a ella.


-¿Lo siento? ¿Es lo único que vas a decirme después de casi ocho años sin saber de ti? Te estuve esperando, pensaba que dejarías las carreras y te quedarías aquí conmigo, que formaríamos una familia como siempre habíamos hablado Nando. Me equivoqué totalmente, por eso decidí avanzar sin ti. 


-Lo sé, sé por todo lo que has pasado, también sé lo de tus padres y que ahora llevas tú el negocio y he de decirte que te va bastante bien. Pero ese no es el punto, la razón por la que estoy aquí es para que sepas que se han terminado las carreras para mí. Nunca más voy a volver a competir, escúchame Hannah, en estos ocho años, siempre has sido tu maldita sea, tú eras la razón por la que competía, verte en la meta era una de las cosas más hermosas, no, miento, la cosa más hermosa era tenerte a ti en mi vida. Me ayudabas en todo, siempre estabas ahí cuando tenía un bajón, una necesidad o simplemente porque tenías que estar. Perdí es y lo siento, fui estúpido, estoy aquí para enmendar mi error. Sé que todavía me quieres tanto como te quiero yo, por favor Hannah volvamos a estar juntos. Te necesito, eres quien mueve mi mundo. –le decía Nando a unos escasos centímetros del rostro de Hannah.


-Eres…eres el hombre más incoherente que haya podido conocer en mi vida, eras impertinente, alocado, vivías al límite muchas veces y tuve que sacarte de muchos bares… ¿Qué me hace pensar que has cambiado? –le preguntó Hannah frunciendo el ceño.


-Tú, tú me has cambiado Hannah. Siempre que hacia algo malo ahí estabas tú para salvarme el culo, comprendí que tenía que salir yo solo de todo aquello, aunque lo aprendí tarde y tú no estabas a mi lado. Pero se acabó, sé que sientes lo mismo que la primera vez que nos conocimos y voy a demostrártelo ahora mismo… -le dijo Nando con los ojos encendidos al besarla repentinamente.


Nando la besó con fuerza al tiempo que la levantó del suelo y la apoyó casi a tientas entre la pared de la bodega y los toneles apilados ahí abajo. Al mismo tiempo, se acercó más y le quitó las bragas, su vestido caía al mismo tiempo cintura abajo quedándose tan sólo con los zapatos de tacón, no llevaba sujetador y eso a Nando siempre le había excitado bastante. Hannah era de esas mujeres que odiaban aquellas cosas, maldita sea, él también. Nando se llevó las manos a su pantalón. Buscó a tientas, intentando deshacerse de ellos, cayeron al suelo junto a sus slips. Estaba rígido y listo, ancho y largo.  Enganchó una pierna de ella alrededor de su cintura, dirigió su eje hacia ella y empujó con fuerza hasta introducirse por completo de una sola embestida en lo más profundo de su centro.


-Joder Nando, ¡sí! –gimió Hannah ante la sensación de ser llenada y estirada al límite. Hacía tiempo que no estaba con un hombre, qué coño, no había estado con un hombre desde hacía casi ocho malditos años y al principio le había dolido un poco.


Nando cerró los ojos puso su mano contra la pared de la bodega al lado de su cabeza y exhaló rápidamente con cada embestida. Abrió los ojos y mantuvo su mirada cuando se cruzó con la de ella mientras él la alzaba. Movieron las caderas hacia abajo golpeando y tratando de conseguir profundizar cada vez más dentro de su cuerpo.  Era como la compenetración perfecta entre la pintura y el artista. Tenía la espalda contra la pared y cada impulso la empujaba contra él, aunque no le dolía. Su miembro encajaba perfectamente. La cabeza frotaba de manera sensible el lugar más profundo de su interior con cada empuje y su cuerpo friccionaba su clítoris a la perfección. Todavía aun podía recordar aquellos momentos, pero esto era mucho mejor que su imaginación. Hannah cerró los ojos y sintió a sus músculos apretar y liberarse alrededor de su longitud y su crema haciendo que el cuerpo de él penetrara aún más fácilmente en ella. Cuando el último espasmo la había atravesado, Nando aceleró el ritmo. La levantó y, empujó más rápido y más duro en sus profundidades hasta llegar al clímax segundos después que Hannah.




Nando se fue retirando poco a poco pasado un rato, seguían abrazados y simplemente con mirarla a los ojos no hacía falta saber que estaba perdonado. Había vuelto su Hannah, había vuelto a su verdadero hogar.




Comentarios

  1. Sabía que al final la cosa iba a acabar bien, pero me temo que no de la forma que me gustaría. Lo siento, pero este relato me ha parecido demasiado irreal. Te explicó el por qué: todo ha pasado demasiado deprisa y no creo que a Hannah (ni a ninguna chica ya puestos) le gustase que la jalasen con brusquedad y menos después de 8 años (por mucho que su cuerpo lo desease).

    Este relato no me ha gustado como los otros, esperaba un relato parecido a Bike 1 y me ha recordado demasiado a los demás; pero también ha tenido cosas buenas (no voy a sacar todo lo malo, todo tiene su parte buena). Lo bueno que veo es que no tienes complicaciones a la hora de hacer diálogos largos (a mi me cuesta la vida hacer eso) y eso es bueno.

    Mis consejos para ti son que trabajes más el ritmo, en este todo parecía ir volando hasta llegar a la conversación, que era necesaria para llegar al climax del relato, y ha ido a un ritmo normal. Ten mucho cuidado con el ritmo, a los lectores puede abrumarles, incluso molestarles, que todo vaya tan deprisa porque quieres llegar a lo importante.

    Perdona si he sido muy crítico esta vez, pero tienes que tener cuidado con eso; aunque seguramente ya hayas trabajado en ello (lo he visto un poco en los otros, pero hago bien en avisarte). Ánimo :)

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  2. Entiendo tu postura Antonio, para serte sincera tienes parte de razón en lo que dices. Pero puestos en situación nadie sabemos como reaccionaríamos de verdad. Yo simplemente en este relato he dado un punto de vista y un giro diferente.

    Lo del ritmo lo tuve presente, pero en éste justamente quería que fuese más directo, como en otros muchos que tengo en el Blog. También he de decirte que se nota una clara evolución constante en mis escritos, con el tiempo vas adquiriendo experiencia, lees más, mejoras para intentar llegar a la perfección y que todo sea como tiene que serlo. Eso es algo que quiero conseguir y sigo en ello.

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