Hugo se agachó y recogió su falda con una mano, sacándola hacia arriba, por la cintura. El arrastre lento del material sobre su carne la hizo estremecerse. Su mano le rozó el estómago, sumergiendo su parte inferior sobre su montículo a través de su ropa interior. Gimió en la garganta de Naia y continuó su tortura. Naia se agarró al borde de la ventana con una mano y con la otra se sujetó contra la pared. Un suspiro duro y rápido silbó entre los labios de Hugo con suavidad. Metió los dedos dentro y fuera de ella muy lentamente, una y otra y otra vez. Tocando su humedad mientras empapaba su mano en su deseo. Naia se quedó sin aliento, a continuación, se quejó. Quería decirle que dejara de... realmente debía decirle que se detuviera, pero la invasión se sentía como nada de lo que había sentido nunca antes. Pronto sintió una deliciosa penetración rítmica que acabó con todo el pensamiento de su mente y la llevó cerca de un punto culminante. Él la besó con fuerza mientras que e...