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Revenge 2.

Maldita mujer, ¿cómo es capaz de dejarme así? ¿En este estado? ¿Venganza? No entiendo nada, ni si quiera la conocía hasta el mismo día que la entrevisté para el puesto de secretaria, ésta mujer ni si quiera me había demostrado anteriormente algún signo de deseo. Aunque pensándolo bien, sí, ha habido alguno. Aquel primer momento, el mismo día que la contraté, lo recuerdo como si hubiese sido ayer mismo. Se tiró toda la dichosa entrevista lanzándome miraditas y coqueteando. Más tarde, cada vez que me disponía a salir con alguna socia del trabajo u otra mujer, no entiendo como se las apañaba, pero siempre estaba a donde iba. Podría llamarlo acoso, pero no, era algo más, como si fuese una obsesión. Y ahora he caído en su juego. Bien, si Lin cree que puede jugar con fuego sin quemarse, va a salir ardiendo. Los siguientes días en el hotel, los pasamos sin mirarnos apenas, había notado como volvía a ser la eficiente y dulce secretaria a la vista de todo el mundo. Mantuvimos a nuestros futuros accionistas bastantes atentos en lo referente al nuevo proyecto pendiente, realmente Lin me estaba ayudando mucho y me demostraba que era más eficiente que muchos de mis socios. Una noche, le dije que si le importaba seguirme a la playa a dar un paseo ya que necesitábamos desconectar del ajetreo del trabajo y de toda la gente que había en el hotel y en la piscina. Me sorprendió que no opuso resistencia alguna, simplemente me dijo que la esperase abajo en el vestíbulo que iba a ponerse el bikini por si tenía ganas de darse un baño.  


Llegamos a la playa y nos quedamos tumbados en la arena, no entendía como aquella mujer, podía tenerme tanto odio. Estuvimos hablando lo que acabó siendo una de las mejores conversaciones que había tenido con una mujer, Lin me contó lo duro que había sido para ella conseguir becas para terminar sus estudios, sacar adelante a su madre enferma sin un padre a su lado, quien las abandonó al enterarse de que la madre de Lin estaba embarazada. Pero todavía no me contaba por qué escupía tanto odio hacia mi persona, de todas formas, lo dejaría para más tarde. Ahora mismo, realmente, solo tenía ganas de estar dentro de ella y de abrazarla. Por lo que me dispuse a poner en marcha mi plan.


No sé que mosca le había picado a Nash, pero llevaba toda la semana sin dirigirme la palabra a menos que fuese relacionado con el trabajo. No me arrepiento de haber ido aquella noche a su habitación, pero sí me arrepiento de no contarle por qué lo odio tanto, aunque no es odio lo que siento ahora mismo. Desde que comencé a trabajar para él, sabía que era el típico hombre que solamente quería conseguir más y más dinero y más y más mujeres. Pero este tiempo en la isla, aunque sea por trabajo, juntos, me está haciendo replantearme muchas cosas sobre mi venganza.


No sabía como, pero de un momento a otro estaba atrapada entre la arena y su cuerpo, me presionó fuertemente mordiendo mis labios, atrapándolos con los suyos, nuestras lenguas se encontraron y formaron círculos mientras sus manos acariciaban mis caderas, ellas rodearon mis pechos mientras sus dedos buscaba mis pezones endurecidos por la excitación, jadeé en su boca, él más pegó sus caderas a mí y pude sentir su erección como se rozaba con mi sexo. Tanta excitación era insoportable y antes de que fuera a más me separé de él, mis piernas temblaban y mi aliento estaba entrecortado, le podía notar en su pecho la respiración agitada y fuerte que tenía.


-Deberíamos dejarlo aquí, podría venir alguien a pasear, o incluso niños del hotel a beber o…


-Lin, este es el sitio, este es el momento, y aquí va a ser donde te folle y sé que llevas toda la semana deseándolo.


Nash aprovechó para seguir dándome besos  y acariciar toda mi columna, parando a la altura de mi trasero. No sé cómo me las arreglaré esta noche para no acabar acostándome con él de nuevo. Rodeó con sus manos mi cara y besó mis labios, quise encontrar su lengua en mi boca, pero antes de que llegara, se retiró sonriéndome.


-Lin, esta noche no vas a llevar la voz cantante preciosa. -Dijo con esa voz tan masculina.


-Yo no estoy cantando nada Nash, déjate de tonterías. - Le respondí entre excitada y asustada.


Nash soltó una risa, deslizo su mano por mi vientre e introdujo dos dedos en mi sexo tocando mi clítoris, solté un gemido. Se acercó a mi oído y me susurró.


-Tienes razón Lin, no estás cantando nada hoy, pero quiero que me digas que diantres te he hecho yo, para joderme literalmente todas mis citas, y hace una semana meterte en mi cama, no recuerdo haberte causado daño alguno amor, así qué ¿por qué no me refrescas la memoria? 


No me dio tiempo a responderle, inmediatamente me rodeó con sus brazos, cogió mi cuello con ambas manos y mordió mis labios a la vez que los envolvió con los suyos, mi lengua salió en busca de la suya, me besó de forma húmeda y un fuego recorrió todo mi cuerpo hasta mi sexo, estaba preparada para recibirlo allí mismo, él notó mis gemidos en su boca y muy despacio se apartó. 


Con su mano rodeo mi cuello, buscó mi boca y me besó con tanta pasión que me hizo gemir en su boca, bajó sus manos por toda mi espalda hasta llegar a la cintura, se apartó de mí y me miró, había tanto deseo en su mirada, podía notarlo, pero esta vez veía algo más. Desabrochó la parte superior de mi bikini y la dejó caer sobre la arena, sus manos rodearon mis pechos y se paró a observarlos, bajó sus manos y me sacó la parte inferior el bikini, le ayudé a deslizarlo por mis piernas, y cuando terminó ya estaba jadeando de placer. Me tumbó en la arena de nuevo y él se puso encima de mí, me besó en los labios y muy despacio recorrió con su lengua mi barbilla hasta llegar a mi cuello, el aún estaba vestido pero notaba contra mi sexo su dura erección. Enlacé mis dedos entre su cabello y dirigí muy despacio su cabeza hasta mis pechos. Su lengua empezó a dibujar círculos en unos de mis pezones, gemí y arqueé mi espalda soltando un gemido intentando que se acercase más a mí.


Mis manos bajaron por su espalda hasta su cintura, metí las manos por dentro y pude sentir su cálida piel. Se retiró de encima de mí y desabrochó su camisa dejando al descubierto su torso, le toqué su pecho y le acaricié hasta su ombligo, su respiración se entrecortó y se hizo más profunda, se agachó y me besó con más fuerza aún. Estaba completamente desnuda, desnuda para él.


Besándome introdujo una de sus manos entre mis piernas hasta tocar mi sexo. Al notar la humedad que tenía entre mis labios vaginales, introdujo un dedo de su mano en mi interior y una corriente de absoluto deseo recorrió mi cuerpo. Los sacó y los metió varias veces, haciéndome gemir de placer, después acarició mi clítoris y lo masajeó perdiendo por completo mi control, estaba a punto de llegar a mi clímax, cuando de pronto paró. 


-Bueno Lin, será mejor que vuelvas a ponerte el bikini, mañana tenemos una reunión bastante larga y debemos conseguir que firmen el contrato. -Dijo al tiempo que se volvía a abrochar la camisa poniéndose en pie.


-¿Pero qué demonios? ¿Acaso no íbamos a hacerlo aquí? - Pregunté vistiéndome algo confusa.


-Tu misma lo has dicho ricura, íbamos, en pasado. Se me han quitado las ganas sinceramente, así qué será mejor que vayamos a descansar unas horas. Nos vemos mañana Lin buenas noches.


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