Se inclinó y me besó de nuevo, profundo y suave y provocador, y continuó e ntrando lentamente en mí. Él mecía sus caderas hacia atrás y hacia adelante. Un poco más dentro y luego apartándose hasta casi salirse, solamente para volver a embestirme. Mientras la presión aumentaba empezaba a tener sensaciones más allá de lo q ue nunca hubiese sentido antes, y luego volvió a adentrarse hasta llenarme por completo. Yo sentí esta increíble plenitud, esta abrumadora sensación de estar l lena por todo mi cuerpo. Empecé a gemir y moví mis caderas contra las suyas, inclinando la pelvis para obtener más presión. Lentamente, muy lentamente, empezó a salir de mí. Gemí, con miedo a perder la sensación. Luego empujó adentro otra vez. Salió, luego entró. Salió, luego entró. Ola tras ola de placer inundaban todo mi cuerpo. Empezó a ir más rápido. El suave ritmo se convirtió en golpes, más duros. No sabía lo que me encendía más, las sensaciones increíbles de estar muy profundo dentro de m...