Ir al contenido principal

Venecia.

Desde la estación de tren, tardamos como unos treinta minutos a Venecia porque decidimos utilizar un taxi y tardamos bastante, o eso le pareció a Brandom, quien iba refunfuñando casi todo el trayecto hasta el hotel. La primera impresión fue muy curiosa, no tanto porque estábamos deseando llegar a esta ciudad, que también, siempre habíamos querido venir ambos y ahora por  fin después de tantos años intentándolo lo hemos conseguido, ¡nuestra luna de miel! La ciudad era magnifica, aunque para ser finales de agosto se notaba ya un poco el frío. Incluso había zonas en las que únicamente escuchabas el sonido de tus propios pasos y el del agua si estabas cerca de algún canal. Únicamente en los alrededores del Rialto había algo de gente, pues es zona de copas y claro, todos sabemos que ahí es donde más gente se mueve. Pero la plaza San Marcos, por ejemplo, estaba desierta. Cenamos algo en una trattoria, y volvimos al hotel, pues estábamos cansados, y ya llevábamos un buen rato pateando Venecia de noche Brandom me decía que teníamos que volver para descansar un poco, pero yo estaba extasiada de haber podido venir al fin. Venecia es una ciudad para pasear sinceramente, para perderte entre los recovecos de los canales, no tiene grandes museos, ni una arquitectura espectacular, pero sí tiene un encanto especial, al menos para mi gusto. Pasamos unos días espectaculares e inolvidables. El último día, decidí salir de compras, sola, pues Brandom estaba en la suite trabajando un poco, ni de luna de miel lo dejaban tranquilo al pobre.

Al volver, la habitación estaba a oscuras, en un primer momento me asusté un poco pues no veía apenas, de pronto, Brandom apareció en frente de mí mirándome como solo él sabía, cuando lo veía solo podía pensar que era el tipo de hombre que quieres que te baje las bragas muy despacio.

Le ofrecí una sonrisa tranquilizadora.

-No pasa nada, Brandom. Estoy bien, no tienes que llamarme tantas veces al móvil.

-¿Por qué? Pensaba que te había pasado algo porque se hacía de noche y seguías sin venir…-Brandom me besó en la frente y me acarició la espalda con ternura. 

-He tardado un poco más porque me he entretenido comprando cosas. Pero ya estoy aquí, ¿qué es lo que quieres con tanto apremio? -Le pregunté mordiéndole el labio inferior.

-A ti, te quiero a ti, aquí y ahora Angie.

Me dedicó una sonrisa arrogante y algo burlona de lo más irresistible y sexy. Levanté una mano y lentamente le pasé los dedos por entre su pelo. Y me atreví.

-Bésame, Brandom.

Me giré hasta estar retorciéndome debajo de él, haciendo todo lo que podía por acercarme más y más. Al sentir mi desesperación, enganchó mi pierna desnuda a su cadera acercándome poco a poco al sillón que había en la habitación del hotel. Él siempre sabía lo que necesitaba, y siempre se ocuparía de mí tal y como me había prometido. Mis manos deambularon por su pecho desnudo. Lo rodeé con la otra pierna para mantenerlo prisionero, Brandom me agarró el culo con una mano y movió sus caderas. Su beso se volvió pasional y exigente. Cuando sus labios por fin se separaron de los míos, su boca dejó un reguero de besos por la parte inferior de mi mandíbula hasta llegar a ese punto sensible bajo mi oreja. Mientras mi lengua buscaba la suya, mi mano viajó en dirección sur por su pecho y abdomen hasta encontrar su miembro acuñado entre nuestros cuerpos. Brandom siseó y echó la cabeza hacia atrás cuando por fin lo toqué, movimiento que me dio acceso a su cuello. No desperdicié ni un solo segundo y bañé su deliciosa piel con mi lengua, mis labios y mis dientes. Su miembro tenía la textura del acero en la palma de mi mano, y yo la presioné contra mí para cubrirla con mi humedad. A continuación sus manos me agarraron del culo y me levantaron para poder guiarlo hacia mi interior. Brandom me llenó por completo, tal y como siempre había hecho, tal y como siempre haría. Ambos gemimos ante la sensación de unir nuestros cuerpos como si fueran piezas de un rompecabezas perfectamente alineadas la una con la otra. Brandom me sonrió lascivamente y luego bajó la cabeza para capturar uno de mis pezones con su boca. Sus dientes me arañaban el botón enhiesto a la vez que sus labios lo succionaban y su lengua se movía de arriba abajo a un ritmo exasperante. Arqueé la espalda y lo acogí por completo dentro de mí, como aquella primera vez.



Hicimos el amor cada vez más y más despacio, con ternura  y susurrándonos al oído palabras de amor eterno. Un amor que comenzó hace años. 


Comentarios

  1. Me ha gustado el cambio, prefiero que haya un poco de historia y una introducción al acto en sí en vez de que vayan directamente a saco. Si, desde luego me ha gustado el cambio.

    Me he percato de un par de cosas: la primera, veo que te gusta Venecia o al menos así lo ha plasmado Angie (que por cierto, al hacerlos en primera persona el relato da una mayor sensación de proximidad y es todo un acierto, la verdad); y la segunda, he visto la misma estructura repetida en "In the forest", no se si lo hiciste a posta o de forma inconsciente, pero el relato absorbe de tal forma que es difícil darse cuenta.

    Este relato se lleva una buena nota :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cómo te menciono en otros comentarios, intento escribir en variedad, es decir, cambiar escenarios, formas de ser de los personajes, unos con más historia y otros más directos... Quiero que cada uno de los lectores se pueda llegar a identificar con alguna de las características de los mismos.

      Sí, es muy similar pero es por el concepto en sí.

      Éste relato en concreto lo hice en alusión a mi cuñada, ella ama Venecia y me preguntó un día;¿Podrías hacer un relato dónde apareciese Venecia?

      Por supuesto le dije que sí y aquí está el resultado.

      Gracias por la nota, seguiré mejorando.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Intense

Lo necesitábamos, ese nivel de intimidad, antes de la separación. El dulce y suave tacto de sus labios sobre mi piel hizo que se me erizase el vello sentir sus dedos en mi cuerpo quemaba lentamente a medida que intensificaba las caricias. Anhelándolo para que me abriera y se arrastrara dentro de mí. Su aliento era cálido contra mi cuello mientras me arrancaba la ropa interior exponiéndome al húmedo y sofocante aire que nos rodeaba. Fue algo muy primitivo, la forma en que me agarraba y me miraba. Me tensé al instante cuando su mano recorrió mi muslo interno, mi respiración se convirtió en un largo suspiro.  Temblaba ante su contacto mientras se guiaba hasta lo más profundo de mí ser, en un instante me había rendido completamente a él, como siempre había hecho, como siempre iba a hacer. En un intenso forcejeo, sin dejar de poseer mi boca, me hizo tambalearme hacia atrás y entonces me reclamó. Mi cuerpo se tensó alrededor del suyo mientras pedía una liberación que pudiese eliminar...

Vuelo en Escala 2.

Llegamos al hotel y mientras subíamos a nuestras respetivas habitaciones no dejábamos de mirarnos a los ojos, de pronto y con una pausada sonrisa que hace estremecer todo mi cuerpo, me atrapa con sus manos y vamos cuesta abajo, nos besamos y abrazamos entre risas. Al entrar a la habitación, lo único que miramos es donde está la cama, a la porra todo lo demás. De inmediato siento sus manos que me desnudan y me acarician a la vez, mordiéndonos y besándonos mientras nos miramos, sacándole la camisa desabrochando su pantalón, notando sus manos bajo mi vestido, bajo mis bragas… manos rápidas que me excitan, que me hacen gemir, manos fuertes que me hacen vibrar como nunca antes me había pasado. Caemos sobre la cama desnudos, ansiosos, tocándonos, acariciándonos… cae sobre mi cuerpo y mis piernas enlazan su cintura, ahora no podemos contenernos y lo quiero dentro, su miembro se frota en mi sexo y me penetra de golpe haciéndome gemir, se mueve rápido dentro de mí, estoy completamente a su merc...

Gin & Nick 2.

GIN. Tuve que aguantar el aliento cuando él presiono ahí, mis músculos pulsaron ante una fresca ola de calor, humedeciéndome aún más. Levanté las caderas tratando de coaccionarlo a ir más profundo. Pero él saco su pene y un gemido de protesta salió de mi interior. Nick empujó hacia arriba, balanceándose sobre sus rodillas y un brazo. Abrí los ojos para mirarlo como tomaba su pene, y me volvía a atormentar pasando la cabeza de su miembro por mi pelvis. Su sonrisa era malévola y sexi. Su pene, resbaladizo y húmedo, casi se deslizó hasta el fondo.  - Nick… No tuve que pedirlo dos veces. Un sólido empuje y su rígido miembro se condujo profundo dentro de mi sexo, llenándome rápido, robándome el aliento. Abrí mi boca para gritar, pero ningún sonido salió, medio latido después mis pulmones jadearon en busca de aire, parecía que se me había olvidado hasta como respirar. Nick me sostuvo detrás de sus rodillas, presionando mis piernas hacia atrás. Esa posición colocaba mi sexo haci...