Y ahí está esperándome de nuevo.. qué ganas de besarle y nos fundimos de nuevo en un abrazo que sólo él sabe dar. Porque sé que en el momento menos pensado sentiré tu clavada fuerte y eso es lo que más deseo que me tomes así, que entres en mí de golpe sentir que no hay nada y que de pronto estoy llena de ti. Siento tus manos apretándome, frotándome, tus dedos entran en mi sexo y mis manos se clavan en tus muslos apoyándome en ellos, cabalgando sobre ti, sintiendo en mi nuca tu aliento y tus mordiscos. Cada vez me frotas más fuerte y quiero explotar esta primera vez rápido, desde que hemos entrado en la habitación no ha cesado ese hormigueo y tengo urgencia de sentirlo, de mojar tus dedos, de correrme sintiendo tu respiración en mi oído. Mi cuerpo se retuerce, se balancea hacia delante para acabar con mi espalda pegada a tu pecho intentando recobrar la respiración, algo que resulta muy difícil porque lejos de pararte sigues clavándote con ansia dentro de mi sexo, sólo que has aprov...
La escucho, nos interrumpimos, hablamos a la vez cada vez más animados, nos reímos sueltos, ¡sin prejuicios Dioosss! a cada minuto que pasa me gusta más.. Estoy comodísimo, suelto, encantado y, además, esos roces furtivos, ese aproximarse inconsciente de cuerpos, ese contacto magnético, sus manos que se han posado en las mías por un instante, su pelo que me ha rozado la mejilla, su risa cristalina que me provoca una sacudida profunda que recorre mi cuerpo incendiándome de un calor que no cesa de crecer. Llegamos a la estación y nos despedimos entre besos que se demoran sobre la piel y me atrevo a abrazarla, apretarla con fuerza envuelto en su perfume. La noto azorada por el inesperado abrazo y la suelto. La veo alejarse hasta perderse en el taxi que la lleva a casa, y yo me quedo recreándome en toda la magia de este encuentro. Se me nota en la cara esa alegría profunda que me viste desde que comenzó este viaje conociendo sin querer a la mujer de mi vida, la futura madre de mis hij...