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Farah 2.

Farah se movió hacia mi pecho y rodeó con la lengua cada uno de mis duros pezones mientras retocaba con las manos los músculos del otro lado. Entonces movió las manos lentamente por mis hombros, y dejó que la camisa se me deslizara por los brazos hasta terminar cayendo al suelo. Escalofríos me recorrieron la espina dorsal cuando noté sus uñas clavadas en mis abdominales hasta llegar a la cintura de mis vaqueros. Tiró de ellos, obligándome a acercarme más a ella, y luego sentí su mano acariciarme a través de la tela con la justa presión.


-Farah…


Fue todo lo que pude decir mientras intentaba desesperadamente no perder el control antes de haberle hecho el amor.


Ella se quitó los zapatos a patadas y yo llevé las manos hasta el dobladillo de su vestido. Mi dedo pulgar acarició la piel desnuda de sus muslos color canela, pero ni de lejos aquello fue suficiente. Así que le levanté el vestido por encima de la cabeza para que se uniera a mi camisa en el suelo. Estaba impresionante con ese sujetador verde, porque los montículos de sus pechos se le salían por encima de las copas. Los toqué, apretándolos y amasándolos, justo como a ella le gustaba. Pasé los pulgares por encima de sus endurecidos pezones y ella me mordió la piel del pecho como acción-reacción. El botón de mis vaqueros se abrió y su mano se deslizó dentro para tener un contacto directo piel con piel. Siseé cuando su pequeña mano pasó por encima del glande de mi verga quemándome a fuego lento.


- Dios santo, Farah.


- Estás tan duro ya Kamal… -dijo ella con una voz ronca y lujuriosa.


Movió la mano contra mí tanto como los estrechos vaqueros la dejaron. Bajé la mirada para poder ver su mano metida en la parte delantera de mis pantalones porque sabía que sería una imagen erótica de cojones. La cabeza de mi pene presionaba contra la parte superior del pantalón, y al parecer ella lo vio también, porque retiró rápidamente la mano y se arrodilló frente a mí. Su boca tremendamente sexy se apoderó de la punta y la devoró con entusiasmo. Los testículos se me tensaron al instante y tuve que agarrarla de los brazos para ponerla de pie antes de que me corriera en aquel lugar.


- Farah o bajas el ritmo o no voy a durar mucho más. Te echo mucho de menos y siento no haber dicho que te amo más que a mi propia vida.—le advertí y dije mirándola fijamente a los ojos, manteniéndola un poco alejada de mi cuerpo.


Un brillo sensual iluminó sus ojos oscuros como el café y luchó contra mi agarre para tirar de mis pantalones.


- No quiero bajar el ritmo, Kamal. Te deseo. Quiero sentirte tan grande y duro dentro de mí… Quiero saborearte mientras tu miembro se desliza por mi garganta. Quiero sentir tus labios y tú lengua sobre cada hueco de mi piel. Lo quiero todo, me prometiste que me darías todo lo que quisiera y necesitara. Quiero eso Kamal, te quiero a ti tontorrón, quiero que vivamos  juntos en ésta casa y un anillo en el dedo por supuesto.


- Joder, vale Farah, todo lo que tú quieras amor, el anillo más grande que hayas podido ver y viviremos aquí sí eso te hace feliz, pero vamos a dejar esta conversación para dentro de unos minutos. -gemí ante esas palabras y acabé corriéndome en el interior de su boca.



Ella era mi más jodida y fuerte debilidad. Lo sabía.









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