Maat suponía que era una cita. La atracción entre ellos parecía ser mutua ahora. Ella se había sentido atraída por Ophis desde el primer momento en que lo vio, no sabría explicar el por qué, ni el cómo, ni el cuándo pero así era. Ophis era bastante alto, ancho de hombros y un poco musculoso, pero no demasiado. Ese hombre era perfecto. No era sólo su cuerpo o su sexy acento galés y esa voz tan profunda que le derretía los huesos, era la personalidad lo que ella encontraba atractiva. Ophis era inteligente y profundo. Alguien con quien podías tener largas conversaciones. Maat se miró en el espejo por cuarta vez, y luego se puso un poco más de pintalabios. Decidió ponerse un vestido rojo pasión de manga semi con escote circular que junto con los zapatos de tacón a juego que había comprado esa misma mañana el conjunto era sexy, aunque bastante elegante también. Quería impresionar a Ophis, no que pensara que se lo quería tirar en la primera cita. Ella no era de ese ...