Me cogió de la mano bruscamente acercándome a él, me agarró del pelo y me puso de espaldas a él, acercó sus labios a los míos, mi lengua buscó la suya, recorrí todo los rincones de su boca, sabía tan bien, me acerqué más a él pegándome a su creciente erección, gimió y me agarró fuertemente de las caderas, sosteniéndome mientras seguíamos besándonos, yo me giré y enrosque mis brazos a su cuello, poco a poco fui recorriéndolo con la lengua y dejando algún que otro mordisquito, volvió a gemir, me levantó la falda poco a poco hasta llegar al inicio de mis muslos, empezó a tocar con la yema de los dedos mi sexo, haciendo pequeños círculos con las manos, estaba realmente excitada, de repente me empujó sobre la pared opuesta a nosotros del ascensor me acorraló y se pegó a mi sintiendo como mis pechos duros se pegaban al suyo presionándome hasta hacerme casi daño, su boca está en mi cuello pasando la lengua por mis oídos y bajando hasta mi maravilloso escote, sus manos se meten en el interior de mis braguitas me las baja despacio hasta que caen al suelo, se pone de rodilla y su boca busca el suave aroma de mi sexo, notaría lo excitada que estaba, pasó su lengua por mi clítoris, estimulándolo, metiendo la lengua, y sacándola, empecé a temblar al sentir el calor y el placer que me producía, no puede evitar soltar un gemido contenido, su lengua sigue subiendo hasta encontrarse con mi clítoris y se produce un terremoto en mi cuerpo cuando introduce dos de sus dedos en mi interior moviéndolos al mismo ritmo que su lengua, me estremezco de puro placer, no sé dónde agarrarme así que agarro a Rob del pelo apretando su cabeza hacia mi interior para que el contacto de su lengua sea más profundo y placentero, siento como estoy a punto de irme y no tengo fuerzas para mantenerme en pie, mis sentidos se nublan, siento como poco a poco voy perdiendo la razón, el orgasmo fue tremendo, profundo, seguía temblando cuando me abrazó, mientras se calmaba mi respiración acelerada, me va soltando con dulzura y mucho cariño y deja que poco a poco me vaya tranquilizando.
Lo necesitábamos, ese nivel de intimidad, antes de la separación. El dulce y suave tacto de sus labios sobre mi piel hizo que se me erizase el vello sentir sus dedos en mi cuerpo quemaba lentamente a medida que intensificaba las caricias. Anhelándolo para que me abriera y se arrastrara dentro de mí. Su aliento era cálido contra mi cuello mientras me arrancaba la ropa interior exponiéndome al húmedo y sofocante aire que nos rodeaba. Fue algo muy primitivo, la forma en que me agarraba y me miraba. Me tensé al instante cuando su mano recorrió mi muslo interno, mi respiración se convirtió en un largo suspiro. Temblaba ante su contacto mientras se guiaba hasta lo más profundo de mí ser, en un instante me había rendido completamente a él, como siempre había hecho, como siempre iba a hacer. En un intenso forcejeo, sin dejar de poseer mi boca, me hizo tambalearme hacia atrás y entonces me reclamó. Mi cuerpo se tensó alrededor del suyo mientras pedía una liberación que pudiese eliminar...
Comentarios
Publicar un comentario