-No te preocupes, mi propuesta no nos llevará mucho tiempo. - ¿Tengo que escucharla? - Lo harás. - ¿Lo haré? ¿Cómo estás tan seguro de ello? Una punzada de deseo fue directo a su entrepierna, su sexo palpitaba demandando atención. - Sí. Porque siempre consigo lo que quiero. - Nunca te han dicho que no, ¿no es así? Él se inclinó sobre ella y resbaló la mano por su costado, sin llegar a tocarla, hasta tenerla enjaulada. - Alguna vez que otra. - ¿Y qué has hecho en esos casos? - Insistir. - Puedo ir adelantándote que mi respuesta es no. Él esbozó una enigmática y satisfecha mueca masculina. - ¿No tendrías que esperar a escuchar primero mi propuesta? Sus ojos color miel se entrecerraron ligeramente. - ¿Crees que debería hacerlo? Él asintió. - Está bien, convénceme. Dije mirándolo fijamente. - ¿Estás segura de ello? Has sido tú quien lo ha dicho no yo. Me devolvió la mira...