Horas y horas de inconfundible placer. Los gruñidos estrangulados de Lenn pronto inundaron la habitación, dejándose llevar por el delicioso olor y la respiración agitada de la mujer. Cerró los ojos e imaginó que tomaba su sexo en su boca una y otra vez, hasta hacerlo culminar y alcanzar el más delicioso éxtasis. Mientras continuaba con la intensa caricia arriba-abajo, arriba-abajo, cada vez más deprisa, cada vez más intensa. Podía imaginarlo llevándola ahí, subiendo sobre ella y volviendo a besarla como aquella noche. Tocándola esta vez, lo quería a él maldita fuera. Estaba empalmado, su duro miembro erecto, orgulloso, enorme y colosal hizo que se le secara la boca comenzando a sentir su entrepierna húmeda y su respiración agitada. Con ambas manos cubrió su rostro en una caricia sensual bajando hacia sus pechos los cuales torturó larga y detenidamente hasta que notó que Iri estaba totalmente preparada para él, se colocó en su entrada y la penetró de una única emb...