¿Que haré? esa es la pregunta que retumbaba en mi mente una y otra vez desde que llegué a casa ¿que haré con todo esto joder? Me encontraba en una encrucijada, por un lado estaba mi novio Coll, quien me quería como si no hubiese nadie más en el mundo, un amor puro, sincero y me lo demostraba a diario, el no se merecía lo que acababa de hacer, pero también estaba Adrián, despertaba en mí los instintos más básicos de cualquier persona, era pura pasión desenfrenada y lo peor de todo era que lo amaba como nunca amé a nadie siempre lo amé y acababa de hacer el amor con él. No importaba la decisión que tomara alguien de los dos terminaría muy mal parado y esto me hacía sentir como una completa "hija de puta". Pero mientras estaba inmersa en mis pensamientos y mordiendo la segunda manzana que me había comido ya desde que llegué, me encantaban las rojas sobre todo y para mí eran como un dulce, noté que alguien entró en mi habitación y con una mano me vendó los ojos y me habló ...